El actor británico Oliver Reed muere a los 61 años

Oliver Reed, de 61 años y uno de los miembros más destacados de la generación de los denominados "jóvenes airados" del cine británico de los años sesenta, falleció ayer en Malta. El actor, que se encontraba rodando la cinta El gladiador para una de las productoras del director estadounidense Steven Spielberg, se sintió indispuesto en un bar de la capital, La Valetta. Falleció antes de llegar al hospital.

Reed, que intervino en más de 60 películas, nació en Wimbledon en 1938. Como tantos actores de su generación, desempeñó varios empleos difusos antes de poder dedicarse al cine, su auténtica vocación. Por su físico, algo amenazador, le ofrecieron al principio papeles de duro, violento o "peligroso a secas", como recordaron ayer algunos críticos cinematográficos. Aunque era ya bastante conocido en el Reino Unido a principios de los años sesenta por su participación en filmes de terror de la mítica productora Hammer, su consagración internacional llegó de la mano de Oliver. Dirigida por Carol Reed, responsable de obras maestras como El tercer hombre, la versión musical de la obra de Charles Dickens triunfó en los oscars de Hollywood del año 1968. El actor encarnaba a Bill Sykes, un vagabundo dispuesto a todo para ganar dinero con las desdichas del huérfano del título.Un año después, el también realizador británico Ken Rusell le llamó para que se uniera a sus compatriotas Glenda Jackson y Alan Bates en una atrevida versión de otra obra literaria: Mujeres enamoradas, publicada por el escritor D. H. Lawrence en 1920. Reed pareció haber entrado en el panteón de los elegidos del cine.

Su afición a la bebida y sus arrebatos de violencia emborronaron, sin embargo, la carrera de un excelente actor de carácter que encarnó también en dos ocasiones al mosquetero Athos. Aunque siempre se mantuvo en activo, en 1988 la carrera de Reed despegó de nuevo. Trabajó a las órdenes de Terry Gillian y junto a Sean Connery en El barón de Munchausen.