Las minorías del Reino Unido temen un nuevo ataque "ultra"
Scotland Yard interroga a un sospechoso de los tres atentados nazis cometidos en Londres
Brigadas civiles y policía se unieron ayer en Londres para combatir la acción de grupúsculos neonazis. Tras el atentado mortal del viernes contra la comunidad homosexual, ningún sector de la población queda libre de la amenaza racista. Scotland Yard interrogaba ayer a un posible responsable de las bombas que han estallado en tres barrios de la capital británica en las últimas tres semanas. Ayer se confirmaba la tercera muerte como consecuencia del ataque del viernes.
Las comunidades étnicas y los grupos sociales minoritarios, objetivo principal en la campaña de terror de la extrema derecha británica, han organizado brigadas especiales que vigilan cada trecho de sus respectivos barrios. Patrullan las calles en estrecha colaboración con los agentes de policía, conscientes de que la próxima bomba podría estallar cerca de sus viviendas y comercios.El temor se extiende al resto de la población, que ayer evitó acercarse a las zonas consideradas vulnerables. Nadie se siente ya seguro en Londres. Los negros, asiáticos, judios, homosexuales, lesbianas e irlandeses están en el punto de mira de grupúsculos neonazis como los autodenominados Los Lobos Blancos, que se han responsabilizado de los tres atentados, incluido el del Soho en la tarde del viernes. Pero, como declaró el jefe de la policía londinense, sir Paul Condon, "los ataques afectan a todo el mundo". La bomba del pub gay mató a tres personas, incluida una mujer, e hirió a cerca de 70 personas, 20 de ellas de gravedad. Ayer por la tarde, seis víctimas se encontraban todavía en la UVI, incluidas dos personas a las que se les tuvo que amputar las piernas. Los servicios médicos no descartan que aumente el número de fallecidos.
Bombas de clavos
Scotland Yard describió ayer el artefacto explosivo, una bomba del tamaño de una caja de zapatos, cargada de clavos y otros instrumentos metálicos, como "rudimentario, sencillo y de baja tecnología". El mismo sistema de fabricación, cuyas instrucciones se pueden leer en páginas de Internet, se empleó en los atentados anteriores de Brixton y Brick Lane, en el sur y este de Londres. El responsable de las investigaciones confirmó que los servicios de inteligencia, "nacionales e internacionales", además de la brigada antiterrorista, concentran "todos sus recursos" en la búsqueda y captura de los autores de la campaña de terror.A pesar del miedo, gente de todos los colores, creencias e inclinaciones sexuales se manifestó ayer contra la amenaza racista. Una columna humana partió desde Brixton hacia el centro de Londres bajo consignas exigiendo la retirada de las calles de "los cerdos nazis". En una escala frente a Downing Street, residencia del primer ministro Tony Blair, los responsables de la manifestación entregaron un escrito pidiendo la ilegalización de los grupos de ultraderecha. El Ejecutivo laborista y las organizaciones proderechos humanos consideran esta medida contraproducente. El veto, defienden, no evitará la violencia y, por el contrario, empujará a un mayor número de gente a cometer acciones extremas.
El Soho presentaba ayer un aspecto desolador. Un silencio insólito imperaba en las pequeñas calles de esta zona, muy frecuentada por gays y turistas. Junto al cordón policial, que protegía el pub siniestrado, se amontonaron cientos de ramos de flores y tarjetas de pésame. Y de las fachadas de locales próximos, el famoso Ronnie Scott"s entre ellos, colgaban carteles con un único mensaje para los autores de la carnicería: "No podréis matarnos a todos".
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