Pensar con los pies

EL JUEVES se celebró el día sin coches, una iniciativa de diversos organismos cívicos que contó con el apoyo de algunas administraciones públicas. Se trata de una idea importada de Francia que pretende concienciar a los ciudadanos sobre la contaminación ambiental. Su incidencia fue casi nula en Madrid. Por falta de animación previa, y también porque el día salió lluvioso, lo que en la capital es sinónimo de mayor utilización del coche. En Barcelona, y en otras 70 localidades catalanas, la jornada tuvo bastante eco, entre otras cosas por una mejor canalización pública de la iniciativa. Hasta aquí, normal, como dicen en Bilbao. La nota de anormalidad la puso de nuevo el alcalde de Madrid, Álvarez del Manzano. Preguntado por el diferente resultado de la iniciativa, dijo que ello se debía a que en Barcelona habían "hecho trampa", presionando a los ciudadanos mediante el cierre de algunas calles. Su conclusión fue que en Barcelona no se tiene "el sentido de la libertad" que hay en Madrid. Casi lo empeoró al aclarar luego que sólo se refería al asunto concreto del jueves: no piensa que se trate de una tara congénita. Aplicar criterios de hincha a un asunto como éste resulta absurdo. Para un político, la palabra es como el pie para el futbolista, pero algunos alcaldes piensan con los pies cuando hablan. Aunque tampoco hay que exagerar tomándose por ofensa patriótica las tonterías municipales, la verdad es que el alcalde de Madrid no pierde ocasión de demostrar su incapacidad para aplicarse ese recio refrán castellano de que "en boca cerrada no entran moscas".