Ciudadanos y políticos temen la intensificación de la guerra
La movilización de 33.000 reservistas en EEUU ha suscitado una cierta emoción en la clase política y en la opinión pública norteamericana, como puso ayer de manifiesto el debate en la Cámara de Representantes. A siete meses de que comiencen las elecciones primarias que seleccionan a los candidatos a la Casa Blanca de los dos grandes partidos, los aspirantes se ven obligados a tomar posiciones.
De los 11 candidatos republicanos, la mayoría, y por supuesto los más conservadores, están en contra del envío de tropas a Yugoslavia. El ex vicepresidente Dan Quayle y el activista conservador Pat Buchanan representan a ese sector del partido republicano que sólo ha apoyado la intervención exterior en clave de guerra fría. Pero los tres aspirantes republicanos con más posibilidades, Elizabeth Dole, ex presidenta de la Cruz Roja de EEUU; el influyente senador John McCain, que fue prisionero de guerra en Vietnam, y el gobernador de Tejas, George Bush, apoyan con matices la política intervencionista de Clinton.
En el campo demócrata, el único rival hasta el momento del vicepresidente Al Gore, el ex senador por Nueva Jersey Bill Bradley, hizo público un comunicado que refleja las dudas que se pueden observar en la mayoría de las opiniones publicadas. "Apoyo a las tropas norteamericanas y de la OTAN que se encuentran en peligro en el extranjero, pero tengo serias dudas sobre esa política. Estamos aumentando nuestro compromiso sin establecer una estrategia clara de cómo acabar y salir en el futuro del conflicto". Tras esas dudas palpita el fantasma de una intervención terrestre que empantane a miles de soldados norteamericanos durante años en los Balcanes.
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