"El Mediterráneo, con conflicto o no, es un nexo de comunicación"
Mohamed Bouaziz (Mahares, Túnez) reside en Barcelona desde 1984. Pregunta. ¿Cuál fue su impresión de esta sociedad en su primer contacto? Respuesta. Primero vine aquí como turista. Las primeras impresiones las tuve en Barcelona, una ciudad donde puedes comprar un diario o un café a las cinco de la madrugada, y fueron muy positivas. Ya como residente, las impresiones siguieron siendo positivas. Y eso que vine sin saber hablar castellano ni catalán, un problema que solucioné en tres meses. He de decir que cambiar de una ciudad a otra dentro de un mismo país es algo ya de por sí difícil. Cambiar a otra ciudad fuera de tu país, más. No obstante, yo siempre me sentí aquí ayudado y orientado gracias a los compañeros de trabajo y a los vecinos. P. ¿Percibió aquí diversas sociedades? ¿Algún estereotipo diferenciado? R. Vi España como un conjunto de culturas, una convivencia de culturas y lenguas con una base común entre ellas, pero cada una con cierta originalidad. Y no vi ningún conflicto en ello. Bueno, a veces por la tele o en la prensa veo cierto conflicto entre castellano y catalán, pero no lo veo en mi barrio, por ejemplo, donde no sólo hay catalanes o castellanos, sino muchos extranjeros. Veo que este tipo de conflictos o bien son artificiales o bien son exagerados. ¿Distinción de estereotipos? Hombre, vi que eso del catalán encerrado en sí mismo no es muy real. Los catalanes tienen su pequeño mundo, pero a mi juicio son abiertos. Barcelona es, de hecho, muy abierta. Respetan el trabajo bien hecho, la iniciativa y la creatividad. Y estoy comparando con los estereotipos que he visto en Francia, Inglaterra o Alemania. P. Usted que viene de otra región del Mediterráneo, ¿ha experimentado aquí el mediterranismo o cree que es un mito? R. Hay cierta convergencia entre ciudades como Túnez, Alejandría, Beirut, Nápoles, Tánger y Barcelona. Un pueblo griego, azul y blanco, se parece a uno andaluz o tunecino. Supongo que el Mediterráneo, con conflicto o no, es un nexo de comunicación. De hecho, en la prehistoria, desde Marsella hasta el norte de Africa los habitantes eran los mismos. ¿Cosas en común? El sentido del humor. De hecho, la filosofía griega nace a partir de la conversación, la anécdota. Aquí se ríe mucho. P. ¿No le parece que el cristianismo y el islam, por ejemplo, son una gran diferencia entre una orilla y otra del Mediterráneo? R. Le voy a explicar algo. Los españoles adoran a la Virgen María. Mucho más que a su hijo, incluso. Esto es algo mediterráneo, que nos remite a Tanit, la diosa fenicia, que también existe en la tradición popular tunecina. Los niños allá tienen imágenes de Tanit, que utilizan para implorar la lluvia. Las creencias no son una barrera entre los pueblos. P. ¿Ve en esta sociedad capacidad de adaptarse sin problemas a una fuerte emigración que no habla lenguas latinas? R. No tengo datos para el futuro. La emigración es el derecho de elegir un lugar en el mundo para vivir. Se puede vivir en cualquier parte y ser feliz. ¿Qué necesita aquí un emigrante para ser feliz? Necesita saber lenguas, un trabajo digno y preparación para vivir en cualquier sitio. Así se consigue -no me gusta la palabra integración- el equilibrio. P. ¿Qué opinión le merece la Feria de Abril? R. Yo pido más ferias. En Londres, cada cultura tiene la suya, y en esas celebraciones se observa una perfecta convivencia entre los ingleses de nacimiento y los de origen asiático, africano o antillano.
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