Estudiantes de Marketing investigan las causas por las que la gente deja un día de donar sangre Los universitarios encuestan a aquellos que abandonaron las extracciones desde 1996
Universidad y sociedad. Sociedad y universidad. Ese es el trato. Esa es la forma de que los estudiantes tengan una verdadera formación práctica que a su vez revierta en un uso real del que pueda beneficiarse la sociedad. Así lo han hecho alumnos de la licenciatura de Investigación y Técnicas de Mercado de la Universidad de Sevilla. Están en cuarto curso y han convertido su asignatura de Marketing Político y Social en un proyecto de innovación educativa que les ha sacado a calle a trabajar como si ya estuvieran licenciados. "Los de Marketing no siempre hacemos cosas relacionadas con dinero", dice José María Heredia, uno de los alumnos. "Esta vez no". Esta vez se trata de un proyecto más social que comercial, más humanitario que empresarial. Colaboran con el Centro Regional de Donación de Sangre. A mediados de junio esperan haber concluido un trabajo que tiene un único objetivo: averiguar por qué las personas que han sido donantes alguna vez dejan de serlo un día y no se vuelve a saber nada. ¿Por qué se produce esta infidelidad? "Lo primero que hicimos fue una cascada de ideas en clase para elaborar un cuestionario que consta de dos partes", explica Heredia. En la primera se trata de calibrar si los donantes tienen suficiente información acerca del uso de sus donaciones, si saben donde están los centros y cómo llegar hasta ellos, si se sienten bien una vez que han cedido parte de su sangre en beneficio de otros... En la segunda parte se les interroga sobre los motivos por los cuales dejaron de donar sangre. De una forma absolutamente anónima y confidencial, los responsables del centro de donación han dejado a los alumnos de Marketing el censo de donantes que desde 1996 no han vuelto a cooperar con ellos. Y les han cedido una oficina desde la que se efectúan las llamadas telefónicas a partir de las cuales irán rellenando los cuestionarios. Ese es el trabajo de campo. Luego viene "lo más fácil". El ordenador se encargará de dar forma al contenido y convertirlo en una información estadística que servirá al centro de donación y a la sociedad. "El saber que nuestro trabajo no se queda en un cajón y que no sólo sirve para aprobar un examen sino que va a tener consecuencias reales y sociales, que será aplicable es una motivación para nosotros", explica José Antonio Cansado, otro de los estudiantes que participa en esta empresa. Los alumnos encuentran además otras motivaciones para involucrarse en este proyecto de carácter voluntario. "Es gratificante porque se trata de algo humanitario sin interés lucrativo alguno y además nos están tratando muy bien, tanto en el centro como la gente con la que contactamos por teléfono", dice Belén Ramírez. "Algunos que no tienen tiempo para responder se ofrecen a rellenar el cuestionario posteriormente", añade. La idea surgió a partir del trabajo que un alumno del curso anterior hizo sobre donación de sangre. El resultado lo entregaron en el Centro y los responsables han planteado que este año los alumnos podrían ayudarles en este otro proyecto. Dicho y hecho. Se trasladaron a la facultad para contarles su idea y los estudiantes accedieron, "al menos una veintena de la clase". Coordinando todo el proyecto educativo, financiado por el Instituto de Ciencias de la Educación, está la profesora María Elena Sánchez del Río, que es la que se encarga de dar el barniz final al trabajo de sus alumnos. "Yo les he dejado a ellos al frente del trabajo para que se sientan responsables de lo que hacen y así lo están haciendo, con responsabilidad", dice Sánchez. Serios y trabajadores Esa misma afirmación de la profesora la corroboran desde el Centro de Donación. Su director, Francisco Fernández Palacios comenta: "Estamos encantados con ellos, son serios y trabajadores aunque todavía no disponemos de resultados finales". "Para nosotros la relación con la universidad es el futuro". Fernández Palacios señala la "fabulosa" relación que mantienen desde el Centro con la Universidad, en concreto sus acuerdos con el departamento de Administración de Empresas de la Hispalense. Trabajar con empresas desde la Universidad no siempre es fácil. "Debería hacerse esto en todas las asignaturas, sobre todo en el último curso", afirma Javier Cano. La eterna queja de los alumnos universitarios: la falta de prácticas como estas que les sueltan a la arena laboral y además les hace pasar buenos ratos, aunque sea trabajando mucho y con responsabilidad.
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