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Entrevista:

"El éxito te quita mucho narcisismo"

Lo primero que quiere saber Alessandro Baricco (Turín, 1958) es cómo se escribe el nombre "de ese torero joven del que se habla tanto". O sea, El Juli. "É bravo, ¿no?", añade, esperando una confirmación de su interlocutora. "Bravissimo". Pues sí, Baricco, uno de los autores mimados de la literatura italiana del momento, con un éxito arrollador en Francia y en España, por citar sólo dos países de Europa donde su novela Seda ha vendido 700.000 ejemplares, adora las corridas. "Lo malo es que, cuando escribo algo sobre la fiesta, siempre me llegan cartas de protesta. La gente dice que es una cosa bárbara. Es cierto, es bárbaro, pero es hermoso también", reflexiona Baricco, que espera coincidir con El Juli en alguna plaza de Andalucía, "y escribir algo sobre él; no sé si me lo publicarán", dice. Alessandro Baricco vive en Turín, donde a finales de 1993 inauguró, con un grupo de amigos, una escuela de narración llamada Holden, que acapara buena parte de su tiempo y sus energías. Baricco, alumno del filósofo Gianni Vattimo, ha hecho muchas cosas antes de convertirse en escritor de éxito, desde corregir originales para una casa editorial hasta redactar textos publicitarios. Tras el éxito de su primera novela, Castelli di rabbia (Castillos de rabia), el escritor, que además toca el piano, ha trabajado como crítico musical y ha dirigido programas culturales en la televisión pública. Pero, dentro de este denso currículo, acaso lo más sorprendente de Baricco es el hecho de que con cuatro novelas (la quinta está a punto de ser editada en Italia) se ha colocado en la cima de una literatura de consumo que no renuncia a la calidad. Baricco domina también el lenguaje dramático, como lo demuestra su relato Novecento, una especie de híbrido entre el guión cinematográfico y el monólogo teatral, que ha triunfado en ambas versiones.

El éxito de Novecento se ha visto multiplicado por la buena acogida internacional de la película La leyenda del pianista en el océano, basada en el monólogo y dirigida por Giuseppe Tornatore. El texto cuenta la historia de un misterioso personaje nacido a bordo de un lujoso transatlántico, el Virginia, adoptado por los miembros de la tripulación, que de forma no menos misteriosa aprende a tocar el piano hasta convertirse en un pianista mítico de jazz. Novecento ve la vida desde el mar, y su decisión de no bajar nunca a tierra firme condicionará toda su vida.

Pregunta. Desde su primera novela, Castelli di rabbia, hasta la penúltima, Novecento, que ha sido llevada al teatro y al cine, todo lo que publica usted es un éxito de ventas. No quiero quitarle mérito, pero ¿no le parece que, además, tiene usted mucha suerte?

Respuesta. Sí, es cierto. He sido afortunado, porque he tenido éxito muy rápidamente, pero cuando una obra es buena obtiene un reconocimiento antes o después, aunque tarde un poco más de tiempo.

P. Pero a algunos el reconocimiento les llega después de muertos.

R. Es verdad, quizás a mí me olviden en cuanto me muera.

P. ¿Le importaría eso?

R. No, en absoluto.

P. Usted se ha quejado también de las servidumbres del éxito, ha dicho en alguna ocasión que suscita odios y que la gente deja de juzgarte por lo que eres.

R. La fama tiene sus aspectos buenos y sus inconvenientes. Es verdad que el éxito puede llegar a ser incómodo. Sobre todo al principio, cuando uno no sabe cómo defenderse de la notoriedad; luego, a medida que pasa el tiempo, se va aprendiendo y se maneja mucho mejor.

P. Será difícil defenderse del halago, no volverse vanidoso.

R. No, yo era mucho más vanidoso antes de tener éxito. El éxito te quita mucho narcisismo.

P. Creía que era al contrario.

R. No, porque es como una carrera; una vez que la has corrido, ya no te interesa repetirla, ya no tienes ganas de correr más. Ésta ha sido mi experiencia. Aparte de que tengo amigos que enseguida me reprochan los excesos y me recuerdan lo estúpido que soy.

P. Y su escuela de técnicas de redacción Holden, eso le ayudará a tener los pies en tierra, imagino.

R. Sí, desde luego. La escuela ha sido importante para mí, porque los alumnos son muy francos en todo. Además es una tarea bonita, creo que uno está obligado a enseñar lo que sabe.

P. La leyenda del pianista en el océano se basa en su novela Novecento, pero le hace un pequeño añadido, la fugaz historia de amor. ¿Le ha molestado esta licencia poética de Giuseppe Tornatore?

R. No, en absoluto, el cine es un medio distinto a la escritura, es normal que se tome licencias de expresión.

P. Está a punto de editarse en Italia su quinta novela, que se titula City. ¿Esta vez intuyo que aborda el tiempo actual?

R. Sí, por una vez he escrito una novela que se desarrolla en nuestro tiempo.

P. ¿Y cuál es esa City?

R. Ninguna. Quiero decir que el título no se refiere al contenido de la novela, sino a la forma en que está construida, como una verdadera ciudad.

P. En España es usted conocido por su novela Seda, de la que, por cierto, dijo que la había escrito sólo para usted mismo.

R. Era cierto. Por eso la escribí del modo que la escribí, porque era la forma que yo necesitaba en ese momento. El éxito me demostró lo ignorante que soy, no sé nada de marketing.

P. Veo que es usted un admirador de D. J. Salinger, porque le ha puesto a su escuela el nombre del protagonista de su novela El guardián entre el centeno, Holden.

R. No sólo porque admiro a Salinger, sino porque Holden era un chaval que detestaba las escuelas, y aquí se habría sentido a gusto.

P. Antes de ser escritor y profesor, usted hizo un poco de todo, incluso fue corrector de una editorial. ¿Es cierto que los escritores cometen faltas de ortografía?

R. Todo el mundo lo hace, y los escritores, desde luego. Mis novelas, por ejemplo, están llenas de faltas. Es que el italiano es un idioma difícil.

P. Volviendo a Novecento, su personaje recibe ese nombre porque nace un día a comienzos de este siglo lleno de horrores, que se mantienen, con esta guerra de Kosovo, hasta el final. A la vista de cómo termina, con una nueva guerra, una aspira a olvidarlo.

R. De este siglo dijo Eric Hobsbawm que es "el siglo más feroz de la historia de la humanidad". Pero yo creo que no será olvidado, porque ha sido el siglo del salto tecnológico, el que ha creado la idea de futuro, y eso no se olvidará. En cuanto a esta guerra, es una guerra extraña, hecha en tiempos de paz. Occidente ha demostrado su posición pacifista. O sea, que es una guerra en la paz. Es una definición que han creado los americanos, pero que se está imponiendo en Europa.

P. ¿A la fuerza?

R. A la fuerza, y sobre todo porque en Europa no había alternativas que presentarles a los americanos. Europa no tiene ideas.

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