_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La ciudad del ocio

A San Martín de la Vega le ha tocado la lotería. De eso está convencido el alcalde del municipio, el socialista Juan Carlos Vállega, entusiasta confeso de la ubicación allí de la Ciudad del Ocio. Para algunos sanmartineros resulta inevitable rememorar aquella escena de Bienvenido míster Marshall en la que los lugareños de un pequeño pueblo mesetario como el suyo marchaban por las calles coreando su memorable "Americanos os recibimos con alegría". Las cosas han cambiado mucho, sin embargo, desde aquel cuadro magistral que pintara Berlanga. Ahora vienen los americanos con sus muñecos bajo el brazo pero el dinero lo tenemos que poner nosotros. El pasado mes de enero, el Gobierno regional firmaba un acuerdo con la Time Warner por el que la multinacional del ocio se reserva la gestión exclusiva del Parque Temático, que será financiado con dinero público, y el de las empresas que se adhieran al proyecto. Sesenta mil millones para empezar a hablar. Una iniciativa en la que el Gobierno regional ha puesto todo su empeño por entender que una industria de esas características supondrá un revulsivo económico de enorme trascendencia para Madrid. La idea es alargar en un día o dos la estancia de los turistas que vienen a la capital, limitada actualmente en gran medida a las visitas al Museo del Prado, el Palacio de Oriente o El Escorial, y a las correspondencias con ciudades próximas como Segovia, Ávila y sobre todo Toledo. Un parque temático es un aliciente añadido incuestionable para nuestra región como lo deberían ser el teatro, la ópera y los espectáculos musicales.

La primera idea del consejero de obras, Luis Eduardo Cortés, fue acudir a Steven Spielberg por entender que el prestigio y tirón popular del cineasta norteamericano garantizaban el éxito. Su personal prospección en ese campo le permitió pronto comprender que en la industria de los parques temáticos son habas contadas y que sólo la Disney, la Universal y la Time Warner están avaladas por su experiencia. El socio finalmente elegido es de la máxima solvencia, lo que tampoco asegura a priori que el negocio vaya a ser rentable. La amarga y ruinosa experiencia del Eurodisney de París obliga a tentarse muy bien la ropa a quienes lo promueven. Ahí están los negros augurios que les pintan los directivos de AEPA, la Asociación Española de Parques de Atracciones. Ellos han echado números, y según sus cuentas, para que la Ciudad del Ocio sea rentable ha de atraer tres millones anuales de visitantes a los que deberían cobrar unas 5.000 pesetas por cabeza. Toman como referente para ello el Parque de Atracciones de Madrid, que visitan cada año un 1.800.000 personas con un gasto en torno a las 3.000 pesetas por persona. La AEPA considera que para alcanzar el nivel crítico de afluencia de público habría que convertir el de San Martín de la Vega en un "parque de destino", es decir, un complejo que por sí solo atrajera a visitantes de toda España e incluso de otros países, y ello requiere inversiones mayores a las previstas.

Son, en cualquier caso, los cálculos de una organización que ve en el proyecto un peligroso rival para el actual parque de la Casa de Campo, socio eminente de la misma. Tanto es así que a instancias de sus propietarios han denunciado ante Bruselas el Parque Temático por supuesta competencia desleal. Una denuncia más que discutible, sobre todo porque la asociación no procedió igual con otros complejos de ocio como Port Aventura, Isla Mágica y, especialmente, Terra Mítica, que también se han beneficiado por distintos mecanismos de ayudas públicas ya sean directas o indirectas.

Lo cierto es que la llamada "parquemanía" está proporcionando algunos disgustos a quienes invirtieron en ella a instancias de los poderes políticos. A pesar del apoyo entusiasta del nacionalismo catalán, Port Aventura no logra levantar cabeza; lo mismo sucede con Isla Mágica, que tiene a su disposición toda la infraestructura de la Expo; y en cuanto a Terra Mítica, aún por inaugurar, los expertos lo califican de auténtica locura de la Generalitat Valenciana.

Con semejante panorama en el sector, Madrid tendrá que trabajar de forma muy profesional para que el de la Warner sea realmente el conejo de la suerte.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_