Portugal trata de reparar las carreras militares de los capitanes de la Revolución de los Claveles

En vísperas del 25 aniversario del 25 de Abril, el golpe que acabó con una dictadura de 48 años y restableció las libertades en Portugal, la Asamblea de la República ha intentado reparar una injusticia histórica: el jueves por la noche aprobó un decreto ley que permitirá recomponer las carreras militares de los oficiales que fueron marginados por su participación en el levantamiento. Los militares implicados en el golpe del 25 de Abril de 1974 podrán regresar al servicio y alcanzar sus correspondientes ascensos hasta un máximo de coronel. El decreto no contempla las reivindicaciones de la Asociación del 25 de Abril, que pretendía un previsible ascenso al generalato de algunos de los implicados. Entre ellos está el polémico Otelo Saraiva de Carvalho, símbolo de la Revolución de los Claveles y posteriormente involucrado en las acciones terroristas de las FP-25, un grupo armado que cometió diversos atentados en la década de los 80.

Este decreto "repara una escandalosa anomalía que sólo nos avergüenza ante la historia". Para el diputado socialista António Reis el texto restablece la injusticia sufrida por los militares que fueron tratados como participantes "en actos subversivos por jerarquías del período postrevolucionario".

El presidente de la Asociación 25 de Abril, el teniente coronel en la reserva Vasco Lourenço, no se ha pronunciando hasta el momento, pero su malestar era evidente tras el rechazo del proyecto inicial. "Sólo espero que ahora no cometan la burrada de promovernos a generales, no sea que tengamos que decirles que se coloquen las medallas en algún sitio".

Además, la Asamblea aprobó ayer una simbólica reducción de penas para todos los presos excepto, por imposición del Partido Popular para mantener el consenso, los condenados por tráfico y consumo de estupefacientes, casi el 60% de los reclusos. Los presos verán reducida su condena entre un 6% y un 8%. Eso sí, serán amnistiadas las multas de tráfico. La iniciativa ha acabado en una mini-amnistía que algunos consideran "ridícula".

Los funcionarios de prisiones ya han anunciado una huelga por miedo a que los presos, desilusiondos, se amotinen en las prisiones.