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Una sociedad presa de la violencia cultural

La matanza de Littleton, la más sangrienta de cuantas se han registrado en colegios estadounidenses, ha reabierto en EE UU el eterno debate sobre la cultura de la violencia en la que está instalada la sociedad estadounidense. El pasado año, el presidente de EE UU, Bill Clinton, pidió al Congreso y a la sociedad que adoptaran medidas contra la violencia escolar. "Como todos los norteamericanos", dijo entonces, "estoy luchando por intentar entender qué es lo que puede llevar a un adolescente a cometer actos tan terribles".

El presidente se declaró "profundamente perturbado" por una racha de sucesos semejantes. "Tenemos que aceptar", prosiguió, "que no nos encontramos ante incidentes aislados, sino ante síntomas de un cambio cultural que ha insensibilizado a nuestros hijos respecto a la violencia. La mayoría de los niños y adolescentes ven cientos e incluso miles de asesinatos en la televisión, las películas y los videojuegos antes de llegar a la universidad".

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En todos los sucesos similares anteriores, los asaltantes fueron adolescentes o jóvenes sin particulares problemas raciales, sociales o económicos, pero fascinados por la cultura de la violencia que domina el cine y la televisión de EE UU y con la posibilidad de acceder sin el menor problema al uso de armas de fuego. Es una "enfermedad cultural", declaró el pasado año el gobernador de Arkansas, Mike Huckabee.

Soluciones a tiros

Tras cada uno de estos tristes sucesos, los padres estadounidenses se han preguntado porqué sus hijos, rodeados de psicólogos, pueden estar cada vez más envueltos en la violencia. "Vivimos en un mundo en el que la violencia en televisión y en los filmes te enseña que se pueden resolver tus problemas con sólo apretar el gatillo", ha explicado Robert Kinght, director del Consejo de Investigaciones Familiares. Los menores de edad estadounidenses, según el Fondo para la Defensa de los Niños, una ONG basada en Washington, tienen 12 veces más posibilidades de morir por arma de fuego que la media del conjunto de los otros 25 países plenamente industrializados. En 1993, el último año sobre el que existe una información completa, 5.721 menores norteamericanos fallecieron de un balazo, o sea, uno cada hora y media. Hubo de todo; crímenes, suicidios y accidentes; acciones cometidas por adultos y acciones cometidas por pequeños.

"En la década de los noventa", según Ronald Stephens, director del Centro Nacional para la Seguridad en las Escuelas, "estamos asistiendo a una extensión de la violencia por el EE UU rural. ¿Qué está ocurriendo para que la América profunda de Arkansas o Colorado , tome el relevo de la muerte a Nueva York, Chicago, Detroit o Los Angeles?", se preguntaba.

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