La presencia de Kosovo
El canciller Gerhard Schröder citó al escritor albanés Ismail Kadaré diciendo que "los Balcanes son el patio de la casa de Europa. Y no puede haber paz en la casa si en el patio se asesina". Kosovo estuvo presente en todo momento en la declaración de Gobierno y en las réplicas, y pocas veces podrá quejarse menos un canciller alemán de falta de solidaridad del arco parlamentario. Los cristianodemócratas de la CDU/CSU, los liberales del FDP y los Verdes manifestaron ayer, en el marco histórico del Reichstag, en el que tanto se habló en su día de guerra y del destino de Europa, que son precisamente los alemanes los que, por su historia e implicación en genocidios, jamás pueden mirar hacia otra parte cuando se está produciendo un genocidio en Europa. Tan sólo el PDS, heredero del partido comunista de Alemania Oriental, expresó su condena a la intervención de la OTAN, no sin manifestar su profunda repulsa por la depuración étnica y "las violaciones de los derechos humanos" por parte de Milosevic.
El Estado alemán democrático de la posguerra se fundó sobre el lema del "nunca jamás", que expresaba la voluntad de que los alemanes no volvieran a utilizar el militarismo y la guerra contra otros países, especialmente contra aquellos que, como Yugoslavia, fueron víctimas de las atrocidades cometidas por los nazis. Pero precisamente por ello, manifestaron todos y con especial vehemencia el representante de los Verdes, Werner Schulz, Alemania no puede hacerse culpable marginándose de las operaciones de los estados democráticos tendentes a frenar a un nuevo genocida sobre suelo europeo.
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