Las cámaras catalanas y francesas piden el trasvase del Ródano a Cataluña
Representantes de las cámaras de comercio de Cataluña y de la región francesa del Languedoc-Roussillon aprobaron ayer en Nimes un documento en el que reclaman la construcción del acueducto que permita trasvasar agua del Ródano para abastecer al área de Barcelona. El texto pide también que se aceleren las obras del tren de alta velocidad (AVE) para garantizar la conexión entre Francia y España en el año 2004. Los empresarios españoles visitarán hoy instalaciones relacionadas con el trasvase del Ródano.
Los franceses residentes en el sur de Francia saben que el trasvase no se realizará nunca sólo para ellos. Pero los 4,4 millones de habitantes del área metropolitana de Barcelona sí pueden hacer que se incline la balanza. Coinciden así los intereses del área situada entre Nimes y Montpellier, propietarios de un agua que se vierte al Mediterráneo y que prefieren vender a Barcelona, y los de la zona situada entre Narbona y Perpiñán, que aspiran a disponer de grifos propios en el acueducto. La coincidencia la resumió el presidente de la Cámara de Barcelona, Antoni Negre: "Estamos todos de acuerdo en presionar sobre las administraciones para que el acueducto se construya. Esta es una demostración de que Europa es una realidad y de que funciona la solidaridad interregional". En el mismo sentido se expresó el presidente de la Cámara de Nimes, Yves Gille, quien considera que el interés del trasvase no es sólo para Barcelona, sino para "todo el trayecto del acueducto que se transformaría radicalmente, tanto en la agricultura como en la industria". La coincidencia de intereses queda reflejada también en el texto del acuerdo, que establece que el objetivo del trasvase es "garantizar el suministro en cantidad y calidad suficiente para determinadas zonas de Cataluña y del Languedoc-Roussillon. Situaciones extremas El documento de trabajo en el que se han inspirado los representantes de las cámaras de comercio francesas y españolas ha sido abordado en un estudio elaborado en colaboración con técnicos de Aguas del Llobregat (ATLL). El punto de partida es taxativo: las sequías originan restricciones en el suministro de agua a la zona central de Cataluña de un modo cíclico. En los últimos 30 años, la "situación extrema" se ha reproducido aproximadamente cada cinco años en promedio. Los embalses que regulan la cuenca del Ter han alcanzado la situación de alerta seis veces desde el año 1970. En el caso del río Llobregat, sin embargo, la alerta se produce con mucha mayor frecuencia y alcanza una media entre tres y cuatro años. Las necesidades de agua para el área metropolitana son de 175 hectómetros cúbicos al año, en el supuesto de que no crezca la demanda, una posibilidad que el documento de trabajo califica como "difícilmente aceptable". La hipótesis más verosímil es que la demanda crezca y sitúe la necesidad de agua en 325 hectómetros cúbicos por año. Esta cantidad, según el informe manejado por las cámaras de comercio, no puede salir del cauce del Ter, ni del Llobregat, ni tampoco de los acuíferos en explotación. "El agua del Llobregat presenta valores medios superiores a los fijados en la reglamentación técnico-sanitaria en varios parámetros, como cloruros, sodio y potasio". No menos negativa es la situación de los acuíferos "ya sobreexplotados" y con "problemas de salinización" por entrada de agua del mar. El estudio no incluye referencias a un hipotético trasvase del río Noguera Pallaresa y compara las ventajas del trasvase del Ródano con los inconvenientes de utilizar agua del Ebro. Abastecer a Barcelona con agua del Ebro tiene como principal argumento en contra la imposibilidad de garantizar la cobertura de las necesidades. Además, su calidad es mala y exige la construcción de un embalse. Por el contrario, la del Ródano es de "máxima calidad". El coste de las obras también juega, según el informe, a favor del Ródano (150.266 millones de pesetas) frente al Ebro (175.782 millones) si el agua se toma en Tortosa. Si el desvío se hiciera en Garcia (Ribera de Ebro), el coste sería de 138.166 millones de pesetas. Los incrementos de precio en el Ródano para el recibo domiciliario se situarían entre el 16% y el 20%.
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