Un pez curioso
Hay múltiples curiosidades en torno a este pescado. Una de ellas es de carácter histórico, ya que durante el Imperio Romano el verdel era valorado no por su carne, sino por formar parte del condimento más emblemático de aquella época: el garum. Aunque no se sabe la fórmula original, parece que se trataba de una salmuera prensada de pescados azules, entre los que sobresalía el verdel. Si se extraía exclusivamente de la caballa tenía más consideración social y se llamaba como garum nigrum (negro). Este condimento funcionaba más o menos como un mojo fortísimo, al gusto de aquella época y servía para sazonar pescados menos sabrosos. Otra singularidad de este pescado es la referida a sus distintos nombres. En España se le conoce como caballa o verdel, pero en Francia se llama maquereau, palabra que en argot viene a designar a los proxenetas. El motivo de este despectivo apelativo hace referencia a que los verdeles machos ponen a trabajar a las hembras para procurarse alimento. Mientras ellos se mantienen al acecho, ellas, formando grandes bandadas, persiguen a peces más pequeños encaminándolos hacia el sitio donde esperan los machos. Puede que también tenga algo que ver que en Italia, en el Renacimiento, se dictaron unas normas que obligaban a los proxenetas a vestir con unas prendas verdes y azules que, sin duda, recuerdan mucho la piel de la caballa. Lo que se vende en nuestras pescaderías como verdel es muchas veces una especie similar, pero distinta. Se trata del estornino, un pescado de la misma familia, más mediterráneo que atlántico, de aspecto y talla similar al verdel, pero que se diferencia de éste por unos puntos negros que recorren su lomo en sentido longitudinal.
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