El gerente de Andalucía Olímpica aboga en un libro por reducir la jornada laboral
De la Puerta publica "El tiempo que vivimos y el reparto del trabajo"
Cuando, hace ahora 60 años, el Frente Popular garantizó en Francia un mes de vacaciones pagadas para los trabajadores, estallaron muchas costuras mentales. La cultura del trabajo estaba demasiado enquistada en muchas cabezas. Las propuestas que abogan por una semana laboral de 35 horas encuentran hoy en día el rechazo de importantes sectores sociales. El director gerente de la Fundación Andalucía Olímpica, Javier de la Puerta, acaba de publicar El tiempo que vivimos y el reparto del trabajo en la editorial Paidós.
De la Puerta, licenciado en Economía por las Universidades George Washington (EE UU) y Complutense, ha escrito el libro en colaboración con el dirigente socialista Ramón Jáuregui y el ingeniero Francisco Egea. Hace un siglo miles de niños sentaban con su trabajo en las minas las bases de la revolución industrial en Inglaterra. Las jornadas de trabajo de 12 horas eran el pan de cada día. El escritor Jack London se disfrazaba con ropas baratas para sumergirse en la ciénaga del East End londinense y poder escribir una de sus obras más descorazonadoras. La vida era muy dura para las clases populares. Los sectores dirigentes consideraban inconcebible la reducción de la jornada de trabajo. Lo mismo pasa ahora. "La reducción del tiempo de trabajo significa una gran revolución en los valores. Estamos acostumbrados a que se vea como alguien positivo al que trabaja 16 horas, al que trabaja también los domingos y descuida a su familia", afirma De la Puerta en una entrevista. No sólo es el exceso de trabajo lo que inquieta a este licenciado en Economía. La cultura del consumo exacerbado traza también perfiles inquietantes. "El Roto afirma algo muy significativo en una viñeta: "Nos reducen la jornada laboral, pero aumenta la jornada de consumo". Hoy en día existe la sensación de que si no estás trabajando o consumiendo, es que estás perdiendo el tiempo. El libro destaca que esto es una perversión", agrega De la Puerta. "Marx decía que es en el tiempo libre cuando desarrollas tus capacidades humanas. Una empresa japonesa ha llegado a la conclusión de que para que sus procesos de innovación tengan éxito, necesita que sus empleados tengan más tiempo libre", agrega el director gerente de la Fundación Andalucía Olímpica. Las carencias de las que adolece la educación de los hijos es otro de los males que acarrea la sociedad contemporánea. "Una de las grandes perturbaciones de los últimos 20 años es que ha habido un trasvase del ámbito de la atención de los hijos a la esfera económica. Si la mujer se incorpora al trabajo, vamos a reducir la jornada de los hombres también. La natalidad baja; también la atención a los hijos. Para acabar con esta situación, reduzcamos la jornada laboral para todos", manifiesta De la Puerta. Con todo, el cambio que proponen Jáuregui, Egea y De la Puerta en su libro no se puede hacer de la noche a la mañana. "La economía nos tiene cogidos por el cuello. No te puedes escapar de un golpetazo porque te puedes ahorcar tú solo. Hay que fomentar el contrato de relevo, que es una opción de prolongar la vida activa trabajando la mitad, y eliminar horas extraordinarias. Deberíamos prolongar la vida activa de la gente -sobre todo, en trabajos de oficina que se benefician de la experiencia- en tiempo parcial", indica el autor de El tiempo que vivimos. "El derecho a la pereza" "El gran absurdo es que tenemos una tecnología cuyo único significado es que ahorra tiempo. Queremos tiempo libre para nosotros, para nuestra familia", dice De la Puerta, que recuerda en su libro a uno de los precursores de la reducción de la jornada de trabajo: el yerno de Marx. "Lo que Marx considerara prematuro para convertirlo en programa político inmediato, su yerno, el médico caribeño-francés y militante socialista Paul Lafargue, se atrevió a blandirlo contra una época ensoberbecida por el progreso industrial. En 1883, ataca en El derecho a la pereza el dogma del trabajo, creador de mentalidades anacrónicas de esclavos "en el mismo momento en el que, sin embargo, el desarrollo de las máquinas de vapor y de electricidad debería permitir reducir el tiempo de trabajo y reemplazar la mano de obra servil", señala en el libro. Visto el resultado de los Gobiernos que proclamaron a Marx su profeta, tal vez convendría echarle un vistazo a las teorías de su yerno.
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