Encontrada en aguas de Namibia una bacteria observable a simple vista
El mayor germen del mundo revoluciona las ideas sobre los ciclos del nitrógeno y el azufre
Un grupo de científicos alemanes y americanos han logrado identificar en aguas de Namibia la mayor bacteria del mundo, tan grande que puede observarse a simple vista. El hallazgo ha sorprendido a los investigadores no sólo por el tamaño del microbio, sino también por su peculiar relación con los ciclos biológicos del nitrógeno y del azufre, hasta ahora considerados excluyentes, y que juegan un importante papel en el equilibrio ecológico marino.
La bacteria gigante localizada en la costa de Namibia ha sido bautizada por los investigadores con el nombre de Thiomargarita namibiensis. Su tamaño es aproximadamente 100 veces el de la mayor bacteria conocida hasta la fecha, Epulopiscum fischelsoni, y es observable a simple vista: su diámetro alcanza las tres cuartas partes de un milímetro. Pero más que su tamaño, lo que intriga a los investigadores es su capacidad para alternar los ciclos de nitrógeno y azufre y las implicaciones que esto pueda tener para el equilibrio ecológico de los ciclos de nutrientes en mares y océanos.
"Sabemos muy poco de esta bacteria", indica Mariona Hernández Mariné, investigadora de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona que ha participado en este descubrimiento. "No sabemos cómo está implicada en los ciclos de los elementos y sus implicaciones en el ecosistema".
El artículo publicado en Science apenas aporta datos en este sentido. Sí indica, sin embargo, que Thiomargarita almacena azufre en el interior de la pared bacteriana y nitrato en una gran vacuola central. En condiciones ideales, la bacteria precisa de nitrógeno para completar su ciclo metabólico. El nitrógeno lo obtiene del ambiente o bien de los nitratos que tiene almacenados en su interior. Pero en los sedimentos fangosos en los que habita, el nitrógeno es escaso y en cambio abundan el oxígeno y los sulfuros.
Dado que que la bacteria gigante es inmóvil, debe esperar a que las corrientes marinas la arrastren hasta zonas más propicias ricas en nitrógeno. Mientras esto no ocurre, Thiomargarita debe recurrir al azufre. La reunión de ambos ciclos convierte a Thiomargarita en una especie única emparentada con las bacterias que usan azufre, aunque por su estructura guarda relación con el resto de bacterias. Su hallazgo se produjo de forma casual mientras el equipo multinacional de investigadores trataba de localizar otras bacterias del azufre. Pero en los sedimentos sulfurosos ricos en nutrientes de la costa namibia, señala Heide Schulz, del Instituto Max Plank de Microbiología Marina en Alemania, apenas hallaron ninguna, mientras que la densidad de Thiomargarita era especialmente alta.
Los investigadores regresarán la próxima semana a Namibia para recoger nuevas muestras de los fangos sedimentosos y no descartan que en el futuro puedan llevar a cabo nuevas expediciones a otros puntos del planeta.
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