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Los "embajadores" de Cataluña

El Papa Silvestre II, el explorador Gaspar de Portolà y el Gobierno de Islandia son tres de los mejores embajadores de Cataluña en el extranjero. A falta de competencias en materia de política exterior, la Generalitat ha de recurrir a imaginativos atajos para darse a conocer en el resto del mundo. ¿Cómo se proyecta Cataluña en el mundo? ¿Cuál es la política exterior de la Generalitat? El presidente Jordi Pujol respondió ayer a estas dos preguntas en una conferencia que pronunció ante 28 estudiantes de un master de periodismo organizado por la Universidad de Barcelona y la Fundación Bosch i Gimpera. Para Pujol, las dificultades que "debemos salvar" -primera persona del plural que el presidente uso para referirse indistintamente a Cataluña, la Generalitat, los catalanes y Convergència i Unió- son de indudable calibre. Primero, porque los catalanes no tienen pasaporte propio "como en Andorra"; segundo, porque la Generalitat no dispone de "cuatro aviones como España" para bombardear Serbia; y tercero, porque los diferentes Gobiernos centrales han impedido cualquier intento de la Generalitat para tener "voz propia" en organismos como la Unesco. Todo ello imposibilita, según el presidente, que Cataluña sea reconocida internacionalmente. Además, el no disponer de "cuatro aviones" o de "dos viejas fragatas como las que envió Argentina a la guerra del Golfo", hace que Pujol, según comentó él mismo, tenga más dificultades que José María Aznar para ser recibido por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, como sucedió ayer por la tarde en Washington. Las áreas geográficas a las que el Gobierno de Cataluña debe prestar mayor atención son por este orden: Europa occidental, los países del Mediterráneo y Suramérica. "En la Unión Europea (UE) ya nos conocen por nuestro respaldo a los Gobiernos centrales y, además, nos toman como modelo". En los países del antiguo bloque del Este, como en Hungría, Jordi Pujol manifestó que Cataluña debe recurrir a personajes como el Papa Silvestre II, quien fue tres años monje de Ripoll y evangelizó ese país además de Polonia. La diplomacia catalana en el Mediterráneo preocupa también al líder catalán por ser "una región profundamente inestable". Sobre todo, porque desde que Felipe González ya no es presidente del Gobierno, según precisó Pujol, la UE "ya no mira tanto hacia el norte de África". La proyección en Suramérica, principalmente en el Cono Sur, es muy fácil para Cataluña. "Cuando voy a cenar a algunos restaurantes de Argentina, nos reconocen a mi esposa y a mí y siempre alguien se levanta a saludarnos", comentó el presidente para ilustrar su grado de popularidad. En otras zonas del planeta, como en África subsahariana y Centroamérica, la Generalitat ya manda "ayudas al Tercer Mundo". En América, Cataluña es conocida sobre todo en California por el explorador Gaspar de Portolà, otro ejemplar embajador que citó Pujol. El presidente también aleccionó a los alumnos sobre los intereses prioritarios que debe defender Cataluña en el mundo. Primero, el económico -"la política exterior siempre tiene que revertir en Cataluña", dijo-; segundo, el cultural -presencia catalana en la Unesco y de la lengua propia en el Consejo de Europa y el Parlamento Europeo-; tercero, la política -mediante el respaldo a la diplomacia española-, y, por último, lo que el presidente denominó "estar presentes". La defensa de la economía ya la hace, a juicio de Pujol, todo el Gobierno, pero especialmente el consejero de Industria, Turismo y Comercio, Antoni Subirà, "que hoy se ha ido a Suráfrica y próximamente irá a Suramérica". El líder catalán también ofreció ayer un almuerzo a empresarios japoneses radicados en Cataluña como preámbulo al viaje que iniciará a este país y a la India el próximo mes de mayo. En la Unesco, la Generalitat ha tenido y tiene enormes dificultades. Pujol puso como ejemplo que su Ejecutivo ha tenido que recurrir al Gobierno de Islandia para que apoyase otra vez al catalán Félix Martí para presidir la comisión lingüística de esta institución. El embajador de España en la Unesco, según comentó Pujol, se opuso rotundamente a este nombramiento. En el terreno político, el presidente admitió que la Generalitat no tiene otra posibilidad que apoyar la diplomacia española, "muy emergente en los últimos años". En cuanto a "estar presentes", Pujol apeló a "ser capaces de vender nuestro producto de manera positiva y que el rédito retorne a casa". La conferencia no despertó demasiado interés entre los estudiantes, a tenor de las preguntas que le plantearon posteriormente. De la docena de cuestiones, tan solo dos se refirieron a la política exterior catalana. La última fue significativa. -Presidente, ¿y de la política exterior de Cataluña en Madrid? -Pero esto no es política exterior -respondió Pujol. -Entonces, cuando se refiere a Madrid, ¿es política interior? -Bueno, no -replicó Pujol.

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