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El fiscal pide 36 años para tres acusados de fabricar 100.000 pastillas de 'éxtasis'

Las 'píldoras del amor' producidas en Fuenlabrada contenían polvos de talco y cafeína

La Fiscalía de Madrid pide un total de 36 años de cárcel por delitos contra la salud pública, estafa y receptación para los tres hombres acusados de fabricar en una máquina instalada en una nave de Fuenlabrada 100.000 pastillas de una sustancia que vendieron como éxtasis a un narcodistribuidor y que, en realidad sólo contenían polvos de talco y cafeína. Los acusados -Marius Mihai Rusu, José Ramón Vega Mirabet y Juan Carlos González García- serán enjuiciados el próximo 26 de abril en la Sección 15 de la Audiencia Provincial de Madrid.

El fiscal solicita penas de entre 11 y 13 años de prisión para cada uno de los acusados. Fueron detenidos en julio de 1996, cuando ya habían logrado vender 100.000 pastillas a un distribuidor y planeaban sacar al mercado otro millón de un producto que vendían como píldoras del amor y que, según se comprobó después, se fabricaba mezclando una serie de productos inocuos.El artilugio con el que fabricaban las pildoras era capaz de producir 8.000 pastillas cada hora. Con esa máquina fabricaron en muy poco tiempo la partida de 100.000 pastillas.

Tras ser detenidos, el delegado del Gobierno en Madrid, Pedro Núñez Morgades, declaró: "Lo que hacen con la máquina es extremadamente peligroso. Si los jóvenes compradores hubiesen tragado esta mercancia, al no percibir el efecto deseado, habrían aumentado su dosis. Una vez acostumbrados, con la entrada de la nueva partida, de gran pureza, hubiesen repetido esta dosis alta, y consecuentemente, habrían padecido una sobredosis". Por fortuna, las 100.000 pastillas adulteradas no llegaron al mercado. La policía cazó la partida después de que la banda las hubiese vendido a un distribuidor.

Juan Manuel Arroyo, abogado de José Ramón V., principal implicado en este caso, pedirá en el juicio la absolución de su cliente. En contra de la opinión del fiscal, señala que no se le puede imputar a José Ramón V. el delito contra la salud pública. Se basa "en los análisis farmacológicos" practicados a las pastillas intervenidas, que revelan que no se trata de drogas. "Lo que hizo mi patrocinado", afirma el letrado en su escrito, "fue estafar [a L. M., un supuesto distribuidor de droga] 100.000 pastillas que no contenían estupefaciente alguno, sino que se trataba de cafeína pura y lactosa".

"El juego de mi cliente", agrega el letrado, "era comprar pastillas de éxtasis y anfetaminas verdaderas, como si fueran para su consumo. Luego las machacaba y reciclaba mezclando una pequeñísima porción de aquéllas con sustancias totalmente inocuas. De esta forma, obtenía las muestras de las que se valía para engañar a los distribuidores". ¿Cómo engañó al distribuidor? Según el letrado, su cliente "le llevó una muestra de la mercancía (varias pastillas) para que éste las sometiese al narcotest. Las pastillas de la muestra sí contenían éxtasis (en una proporción del 6% en cada una) y cafeína (en un 10%). El narcotest del distribuidor las aceptaba como éxtasis al ser incapaz de precisar su grado de pureza".

De esta forma, su cliente se ganó la confianza del distribuidor y consiguió que éste le adelantase "un buen dinero" como fianza por la obtención del resto de la mercancia. En las otras pastillas la pequeña dosis inicial de cafeína y éxtasis se sustituía por polvos de talco y otras sustancias totalmente inocuas "y mucho más baratas", explica el abogado.

Tráfico de drogas y estafa

El fiscal sostiene que los acusados sí han cometido delitos de tráfico de drogas, estafa y falsedad. Les acusa de alquilar, en enero de 1997, una nave en el Polígono Industrial Los Naranjos, de Fuenlabrada, y de instalar allí una máquina destinada a fabricar "gran cantidad de sustancias estupefacientes". En un registro policial efectuado el 13 de julio de 1997 en esa nave, los agentes hallaron, según el fiscal, pequeñas cantidades de anfetamina y de piperinol, sustancia utilizada para la fabricación "de la droga de diseño denominada éxtasis".El fiscal sólo imputa el delito de receptación (comprar un artículo a sabiendas de su ilegal procedencia) al acusado José Ramón V. Se lo atribuye porque la policía efectuó un registro en el apartamento alquilado por este acusado y le intervino "cinco cuadros al óleo" procedentes de un robo cometido el 30 de junio de 1995 en la iglesia de Zafra de Záncara (Cuenca), todos ellos de "un valor incalculable". José Ramón V. admitió, según explica el fiscal, haberlas adquirido a una personas "a sabiendas de su ilícito origen".

El delito de falsedad que imputa a los acusados se debe a que los agentes descubrieron en domicilios de los acusados cuatro documentos de identidad falsos, con fotos cambiadas y superpuestas.

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