Disparos orales

TEREIXA CONSTENLA El misterio sobre el origen de la verborrea confusa, atropellada y fantasiosa que emplean el político común y el futbolista estrella está a punto de desvelarse. Por lo visto, el uso prolongado del teléfono móvil altera la actividad cerebral. El resultado inicial del estudio, que dirige el investigador de la Universidad de Bristol Alan Peerce, no aclara aún cómo ni cuánto, pero como pista parece atinada. ¿Qué otra perturbación podría justificar algunos dislates de la oratoria? El diputado del Partido Popular Fernando Fernández de Trocóniz -desde luego se ignora si después de cultivar una larga perorata por el celular- soltó un día: "¿Qué tiene de malo llamar a un alumno "unidad de módulo educacional"?". Nada. Qué va a tener. Puestos a la obra, se podría bautizar a los parlamentarios como unidad elemental pulsadora de botones o sujeto pasivo de la disciplina orgánica. Menos sofisticado fue el alcalde de La Palma del Condado (Huelva), José Carlos Lagares, al afirmar que su esposa renunciaba, al devolver una subvención de 1,2 millones de pesetas que le había concedido el gobierno local, a sus derechos "como persona y mujer". Para Lagares, elemento regidor de recursos públicos, una cosa son las personas; otra, las mujeres; y una tercera categoría simbiótica, de mujeres-persona como su esposa Fátima Reyes. La oratoria perpetrada por los futbolistas presenta otras variantes, igualmente ricas y poco relacionadas con la actividad cerebral. Toni Prats, portero del Betis, habló el viernes cual oráculo: "Quedan diez partidos y aún se pueden hacer muchas cosas que pueden ser buenas y malas". El entrenador del Sevilla, Marcos Alonso, no le va a la zaga: "Los jugadores saben que quedan pocos partidos y es ahora cuando todo está en juego. Los caballos buenos siempre vienen desde atrás". Y una de belicismo contradictorio, de Olivera, también del Sevilla: "Hay que mantener la cabeza muy fría. Si nos volvemos locos será mucho peor. Habrá que salir a muerte sin pensar en una posible derrota". Entre el gremio periodístico también abunda la pedrería gramatical. Un teletipo sobre la muerte de una joven que recibió un disparo tras saltarse un control de alcoholemia, recogía ayer lo siguiente: "La Guardia Civil ha abierto una investigación interna para esclarecer el motivo por el que el arma del agente efectuó el disparo".