La cerámica modernista
Dibujos de arquitectos, de pintores, de ceramistas y decoradores, baldosas y azulejos, y otros elementos para la construcción forman parte de una exposición que, a modo de recorrido por los orígenes y la eclosión del modernismo en Cataluña, se muestra hasta el día 18 en el Casal de Cultura Robert Brillas (calle de Àngel Guimerà, 38, de Esplugues de Llobregat). Los fondos de la exposición -organizada por Pia Subias y Roser Vilardell- forman parte del patrimonio que guarda el Archivo Histórico Municipal de Esplugues y procede de la fábrica de productos cerámicos Pujol i Bausis, también llamada La Rajoleta, cuyos hornos se guardan aún en Esplugues. El modernismo -cuyos orígenes se sitúan a mediados de los años setenta del siglo XIX y se prolonga hasta la primera década del siglo XX- tiene, tanto en su expresión en Cataluña como en otros países europeos, un fuerte componente de fusión entre arte e industria. En la fábrica de Jaume Pujol i Bausis y de su hijo, Pau Pujol i Vila, se centralizó buena parte de la producción de cerámica en esa época. Cerámica que formaría parte de algunos de los edificios más representativos del movimiento y que se vería revalorizada como expresión artística hasta el punto de transmetir, según afirman las responsables de la exposición, el mensaje de modernidad que deseaba el modernismo. Unos cuantos ejemplos de obras que tienen o tuvieron cerámica procedente de La Rajoleta son el Palau Güell y el parque Güell, de Antoni Gaudí; la Casa Amatller, de Josep Puig i Cadafalch; el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y la Casa Lleó i Morera, de Lluís Domènech i Montaner.
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