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Tribuna:DE PASADA
Tribuna
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Mutilación

ALEJANDRO V. GARCÍAEl primero que perdió la mano derecha fue el Cristo de San Gonzalo. El tornillo maestro se debió aflojar sin que nadie lo percibiera y la mano se desprendió ante el estupor general. La muchedumbre, dice la crónica, no pudo reprimir un grito de terror. Días más tarde, en Jaén, el Cristo de la Expiración se fracturó uno de los brazos crucificados, en concreto el izquierdo, que quedó sujeto de su escarpia. Los cofrades optaron por desenclavar el brazo y continuar el desfile con la imagen minusválida. Ambos sucesos, sin embargo, no nos aterrorizaron tanto como el que leímos a continuación: "El PSOE andaluz relega al quinto puesto el brazo derecho de José Moratalla". La desmembración de las estatuas, pensamos con horror, se ha contagiado a los humanos. Pero no era exactamente así. La noticia se refería al cuerpo electoral del candidato socialista a la alcaldía de Granada, José Moratalla, que aunque está provisto de manos, pies y vísceras -y testículos y úteros en cantidades paritarias- su mutilación no supone descuartizamientos ni fracturas.. Sin embargo, estaba claro que las mutilaciones imprevistas de los santos se habían contagiado al menos a un cuerpo colateral que, sin ser un organismo vivo, tampoco es una metáfora indolora. El PSOE andaluz, en efecto, cercenó el brazo derecho de Moratalla, que se llama Juan Santaella, y lo trasplantó al quinto puesto que más o menos debe corresponder a una pierna. ¿Qué va a hacer Moratalla caminando con una mano y saludando con un pie? No es el único defecto del cuerpo electoral granadino, pues también le debieron trasplantar por desavenencia orgánica, y a la vista de los puestos que ocupaban en el orden natural, el bazo y el apéndice. Pero el horror sólo acababa de empezar. Como en las novelas góticas, la baraja de miembros continuó y alcanzó cotas estremecedoras cuando la cabeza de lista del PP, Gabriel Díaz Berbel, amenazó con separarse del organismo electoral mediante una sanguinaria degollación pública. No se trataba de perder un brazo o una víscera, sino de perder el cráneo. ¡Qué terrible! ¿Se imaginan el cuerpo decapitado del PP pidiendo el voto? Pero Berbel, por el momento, se mantiene firme: si le ponen unas manos, unas piernas o un colodrillo ajenos sale al balcón, pide la venia a su presidente, Juan de Dios Martínez Soriano, y se rebana el cuello. Aunque haya pasado la Semana Santa.

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