Las retenciones por carretera contrastan con la normalidad existente en el aeropuerto de El Prat

VIENE DE LA PÁGINA 1 En Tarragona, otro de los puntos de la provincia donde se generaron los mayores problemas de circulación fue en el tramo de El Vendrell (Baix Penedès): la confluencia de la autopista A-2 y A-7 -en la que se unían los viajeros provenientes del sur de Tarragona y de Lleida- generó retenciones de hasta tres kilómetros a primeras horas de la tarde de ayer. El hecho de que en el tramo de El Vendrell los conductores que se dirigían a Barcelona pudieran desviarse por la recién inaugurada A-16 (autopista Pau Casals), posibilitó que no se produjera un atasco colosal en la capital de la comarca. El denominado efecto acordeón reprodujo la conducción lenta y paradas intermitentes hasta Vilafranca del Penedès, ya en la provincia de Barcelona. La situación para quienes provenían del interior, de las comarcas leridanas o de Aragón, se hizo también muy complicada, fundamentalmente en la travesía de Montblanc. Desde Alcover hasta la capital de la Conca de Barberà se produjeron retenciones y circulación lenta desde primeras horas de la tarde. La polémica N-340 presentó asimismo los problemas habituales: en la travesía de Altafulla los semáforos ocasionaron un atasco de tres kilómetros y la circulación se hizo muy intensa hasta Coma-ruga durante toda la tarde. A las ocho había seis kilómetros de cola en Montblanc, en dirección a Lleida. Respecto a la comarcal C-240, otro punto caliente de la circulación tarraconense, a última hora de la tarde de ayer los vehículos veían reducida su marcha durante cinco kilómetros en Montblanc, en dirección a Tàrrega. La tradicional fiesta del Lunes de Pascua fue seguramente la causante de problemas de menor entidad. Así, en los semáforos del barrio costero de Sant Salvador, en Tarragona, se sucedieron las colas alrededor del mediodía, ocasionadas por los vecinos de la población que se disponían a pasar la jornada en el campo. Pocos retrasos El alto trasiego de vehículos hizo que Tarragona también se convirtiera en el punto negro de la siniestralidad en las carreteras catalanas. Hubo 31 accidentes en las carreteras tarraconenses, en los que murieron nueve personas. Uno de los siniestros más espectaculares ocurrió en Mont-roig del Camp, en la N-340, el pasado sábado, donde una furgoneta que se salió de la calzada arrolló a tres turistas alemanes, que resultaron muertos. La circulación por las comarcas de Lleida fue más fluida, pero también ocurrieron graves accidentes, con un total de 8 muertos y 10 heridos graves. El accidente más importante sucedió en La Seu d"Urgell: dos personas murieron y otra resultó herida de gravedad en un choque de dos vehículos en la carretera N-226 a su paso por Estamariu. El siniestro ocurrió a las ocho de la tarde. En Barcelona hubo cuatro accidentes, con ocho muertos, cuatro heridos graves y cinco leves. En las carreteras de Girona ocurrieron dos accidentes que causaron la muerte a dos personas y heridas de gravedad a otras dos. En el resto de carreteras catalanas la circulación fue normal, con las excepciones de la comarcal C-260 a su paso por Roses, en donde se produjeron en dirección a Figueres seis kilómetros de retenciones a última hora de la tarde, y en la C-257 en Castell d"Aro. Para solventar los problemas del retorno de las vacaciones de Semana Santa, la Dirección General de Tráfico puso carriles adicionales en la A-19 entre Mataró y la conexión con la B-20, en la A-16, en la A-7 desde El Vendrell y en la carretera N-II entre Cervera e Igualada. Tráfico dispuso para la operación retorno de 900 agentes de la Guardia Civil, dos helicópteros y 25 técnicos de mantenimiento. Las dificultades en las carreteras catalanas contrastaron ayer con la normalidad con que se vivió el regreso vacacional de quienes aterrizaban en El Prat. La dirección del aeropuerto temía que ayer, último día del largo puente festivo de Semana Santa, fuera la jornada más difícil desde que los pilotos de Iberia iniciaran el calendario de paros: uno de los días punta del año en cuanto a número de pasajeros y operaciones de vuelo coincidía con la huelga de pilotos. Sin embargo, el aeropuerto espantó sin problemas los malos augurios y las aproximadamente 45.000 personas que pasaron por las instalaciones del aeródromo tuvieron menos dificultades de las previstas para tomar su vuelo o regresar a Barcelona, informa Manel Torres. El índice de puntualidad se situó en el 71%, una cifra que se sitúa dentro de lo habitual en situaciones de normalidad. Igual tónica siguió el retraso medio de los vuelos: 14 minutos. Unas pocas operaciones, sin embargo, tuvieron una demora mucho mayor, especialmente en el caso de los vuelos internacionales: más de dos horas de retraso en las llegadas de los aviones procedentes de Hamburgo y Niza y, superando todos los récords, un aparato que volaba desde El Cairo llegó a El Prat 15 horas después del horario previsto. En cuanto a las cancelaciones, a media tarde habían sido suspendidos 31 vuelos, 18 de llegada y 13 de salidas, de los que 7 correspondían a la compañía Iberia. Por las pistas de El Prat han pasado, entre el pasado día 1 de abril y ayer, 325.000 personas, el 9% más que en el mismo periodo del año pasado, lo que supone todo un récord. Ayer fue el día de mayor actividad: 756 aviones despegaron o aterrizaron en el aeropuerto barcelonés.