Colas de hasta 31 kilómetros en Tarragona en la operación retorno
Una Semana Santa más, colas kilométricas. Las carreteras de Tarragona, especialmente la autopista A-7, se convirtieron de nuevo en un verdadero embudo, pese a que ayer los conductores pretendieron regresar de forma escalonada. Sirvió de poco. A primera hora de la tarde se alcanzaron 31 kilómetros de cola en la A-7 entre Cambrils y Tarragona. Pero lo más negativo fue el alto índice de siniestralidad. Las carreteras catalanas se han cobrado la vida de 27 personas, 12 más que durante el mismo periodo de vacaciones del año pasado.
A pesar de que el buen tiempo invitaba ayer a apurar el último día de descanso, los conductores hicieron un esfuerzo por ir regresando de forma escalonada en dirección al área metropolitana de Barcelona. Esta zona es la que habitualmente registra más tráfico en estos días: la Dirección General de Tráfico calcula que entre el domingo y ayer llegaron a Barcelona y su entorno unos 600.000 vehículos. Las carreteras tarraconenses volvieron a demostrar que no son capaces de absorber las necesidades viarias. A las once de la mañana, el peaje de la A-7 a la altura de Tarragona generaba los primeros problemas. Pocas horas después, entre las 14.00 y las 17.00, la lentitud del tráfico se transformó en retenciones de hasta 31 kilómetros entre Cambrils y la ciudad de Tarragona. Fuentes de la Dirección General de Tráfico afirmaron que la climatología se había aliado con las fiestas para demoler las previsiones más ajustadas. El buen tiempo motivó a un mayor número de personas a realizar viajes de uno o dos días a las playas de Tarragona, que sumados a los turistas de largo recorrido, motivaron el caos en la operación retorno. En una decisión de última hora, en la autopista A-7, desde Tarragona hasta El Vendrell, Tráfico acondicionó un carril adicional más en dirección a Barcelona, pero no se pudo evitar que el peaje se convirtiera en un auténtico tapón. A las seis de la tarde, la marcha en este tramo se hacía lenta y la cola de coches, pese a ser menor, era de 20 kilómetros. Tráfico recomendaba a los conductores retrasar la marcha hasta primeras horas de la noche. A las ocho de la tarde, las colas eran de 11 kilómetros en la A-7 a la altura de Tarragona y de 4 kilómetros entre Vilafranca del Penedès y El Vendrell. Las vacaciones de Semana Santa registraron 27 muertos en las carreteras, así como 20 heridos graves y 12 leves. Estas cifras son las más elevadas de los últimos años. Hay que remontarse a 1990 para observar una mayor siniestralidad, cuando fallecieron 31 personas durante la Semana Santa. El delegado provincial de Tráfico, Antoni Riu, se mostraba ayer consternado. "Todos los accidentes se podían haber evitado porque fueron por errores humanos o exceso de velocidad". Riu explicó que en tres accidentes fallecieron personas por no llevar el cinturón de seguridad, cuando otros ocupantes no llegaron ni a tener heridas gracias que lo llevaban puesto. "Los ciudadanos todavía no aprecian el valor que tiene. Los fallecidos podían haber comido la mona", señaló Riu. PASA A LA PÁGINA 4
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