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Los dueños del bar atacado en Santander creen que se ha tratado "de una venganza"

Jesús Gutiérrez González, de 39 años, el dueño del bar Papalocas, de Santander, en el que una explosión provocada causó 12 heridos -tres siguen hospitalizados, uno en estado grave- en la madrugada del sábado, anunció ayer a través de su mujer, Ángeles, su intención de presentar una querella por injurias contra los medios de comunicación que atribuyen el suceso a un ajuste de cuentas del narcotráfico. "Todo ha sido una venganza", se lamentó Ángeles, tratando de justificar, sin extenderse en más explicaciones, lo ocurrido.Lo cierto es que la policía judicial, según Efe, se inclina por una hipótesis distinta a la de ese simple ajuste de cuentas para explicar por qué uno o varios individuos arrojaron al interior del local unas botellas con trapos prendidos. Asimismo, indaga qué pudo ser lo que originó una deflagración de tal magnitud, puesto que el fuego, aunque se originara en varios puntos, no parece motivo suficiente para ella. En ese sentido, informa Europa Press, se apunta la posibilidad de que en el recinto se hubiera producido una acumulación de gases inflamables.

Gutiérrez no tiene en la actualidad cuestiones pendientes con la justicia, pero sí antecedentes penales por delitos diversos. Los vecinos del barrio no se explicaban ayer los motivos por los cuales, aun residiendo a 50 metros de su establecimiento, no se había personado todavía en el mismo para comprobar lo que ha quedado en pie.

El bar Papalocas sucedió en julio de 1998 al Chinorry. En noviembre pasado, cuando Gutiérrez solicitó el cambio de titularidad, el Ayuntamiento inició un expediente administrativo y, tras los oportunos informes técnicos, decretó su cierre temporal al no ajustarse el local, por cuestiones de insonorización, a las exigencias del medio ambiente. Finalmente, una vez solucionado el problema, autorizó hace un mes su reapertura.

En la madrugada del sábado, tras apagarse el incendio, los investigadores hallaron en el local una lata que habría contenido 20 litros de gasolina. Sin embargo, no han encontrado restos de explosivos convencionales. También ha trascendido ahora que la policía local recogió en el local, en la tarde del 29 de marzo, cuatro casquillos de bala, del calibre 9 milímetros parabellum, tras haber sido alertada de un incidente en el que horas antes habrían participado varias personas, una de ellas empuñando una pistola.

En el lugar del siniestro los bomberos se ocupaban ayer de colocar tableros en algunas viviendas con los huecos destrozados. Tratando de recobrar la tranquilidad alterada, los numerosos damnificados de las calles afectadas culminaban los trabajos de recuperación y limpieza de sus viviendas. Sólo dos familias que habitan en el mismo inmueble del Papalocas y que tienen gravemente dañadas sus respectivas residencias se vieron obligadas a pasar la noche en un establecimiento del Inserso.

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