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El funicular que une Cercedilla y Cotos descarrila dos veces en menos de una hora

Ningún herido entre los 200 viajeros que iban en el segundo tren cuando se salió de la vía

F. Javier Barroso

El tren funicular de Renfe que une Cercedilla con los puertos de Navacerrada y Cotos descarriló el pasado viernes dos veces en menos de una hora. En ninguno de los casos los pasajeros sufrieron heridas, aunque en el primer accidente se vieron obligados a terminar su recorrido a pie o llamar por teléfono a un taxi. En el segundo percance, el convoy iba lleno (unos 200 pasajeros). La policía local afirma que este tren sufre una media de tres o cuatro accidentes cada invierno. Los problemas se registran, según los afectados, todos los puentes en los que se unen calor y nieve.

Los accidentes se produjeron sobre las seis de la tarde, cuando el tren de subida a Cotos estaba a punto de llegar a Navacerrada. En una curva cerrada, el vagón central de los tres que forman el convoy se salió de las vías. Se quedó anclado en las piedras, a unos diez metros de los raíles, según comentaron un par de viajeros. "Las ruedas del tren chirriaban desde que salimos de Cercedilla. No le di importancia porque pensé que era normal", señaló Guillermo Rex Bindón, uno de los afectados.Los vagones de cabeza y cola continuaron su viaje. El primero llegó hasta Navacerrada y el segundo regresó a Cercedilla. Mientras, la treintena de pasajeros permaneció en el lugar. Un trabajador de Renfe anunció que un autocar dispuesto por la compañía ferroviaria les llevaría a la cima de Navacerrada. Sin embargo, este vehículo tardó unas tres horas, según informó la policía local de Cercedilla. Las procesiones que recorrían el pueblo impidieron que llegara antes.

Media hora más tarde, sobre las 18.30, un vagón que regresaba de Cotos también descarriló a unos 150 metros de la estación de Navacerrada. El convoy iba lleno (unas doscientas personas, según los testigos) y sus ocupantes tuvieron que andar por las vías del tren hasta el apeadero.

Sobrecarga de pasajeros

Los empleados de Renfe dijeron a los pasajeros que el funicular los llevaría de vuelta a Cercedilla. Primero montarían en un vagón que les llevaría hasta el punto donde había descarrilado el primer convoy. Allí cogerían otro de bajada hasta su destino."Había tanta gente que el tren sufría una sobrecarga inmensa. Además, con tanto precipicio, parecía que te ibas a despeñar", señaló Jorge de los Ríos, uno de los pasajeros que viajaban en el segundo tren que descarriló. Una vez en Cercedilla, los viajeros solicitaron presentar una reclamación. Los trabajadores de Renfe les ofrecieron devolverles el dinero del billete (1.100 pesetas, al ser de ida y vuelta). La mayoría aceptó. Los empleados de la compañía ferroviaria les informaron después de que ya no tenían derecho a presentar reclamaciones, tal y como algunos pretendían. "Lo que fue vergonzoso fue la falta de información. Nadie nos dijo nada ni nos explicó cómo iban a solucionar nuestros problemas cuando estábamos arriba. Aunque la gente estaba muy nerviosa, no nos hicieron caso", dijo De los Ríos.

Los vecinos de Cercedilla, sin embargo, están acostumbrados a este tipo de accidentes. Cada invierno suelen repetirse tres o cuatro veces. Las épocas de mayor problema son los puentes y fines de semana en los que hay nieve abundante en las cumbres y hace buen tiempo. "Durante este otoño e invierno hemos tenido ya dos descarrilamientos más. Cada vez que tarda mucho en subir o bajar, ya sabemos que ha habido un accidente. Es premonitorio", señaló ayer un vecino de Cercedilla.

Escaso mantenimiento

Una de las causas que señalan los vecinos de Cercedilla es que antes había una brigada de mantenimiento que cuidaba de las vías y de los trenes "de continuo". Al ser un recorrido de alta montaña con curvas muy cerradas, los raíles se desajustan con facilidad. "Son 20 kilómetros con mucha pendiente y las vías cogen holgura por las contracciones de frío y calor. Antes, como las miraban casi a diario, no había accidentes", explicó un vecino de Cercedilla, Francisco Miguélez.El tren ha descarrilado anteriormente en los puentes de la Constitución (6 de diciembre) y de San José (19 de marzo), según recuerdan los vecinos. En esas fechas es cuando Navacerrada y Cotos se llenan de esquiadores y los aparcamientos están completos a primera hora de la mañana. Por eso, algunos deportistas prefieren dejar sus coches en Cercedilla y subir en el funicular. "No suele haber heridos, porque el tren circula despacio", señalaron fuentes de la policía local de Cercedilla. Este periódico intentó recabar, sin éxito, la versión de Renfe.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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