_
_
_
_

Un musical recupera 25 años después de su éxito las canciones de Abba

'Mamma mia!' se estrena el lunes en Londres

Mientras el Reino Unido se preparaba para la revolución punki, un grupo formado por dos matrimonios de apariencia pacífica se disponía a colocar a su país, Suecia, en el mapa del pop internacional. La canción era Waterloo, el grupo Abba (acrónimo de los nombres de sus componentes) y el escenario el teatro Dome de Brighton, Reino Unido, donde el 6 de abril de 1974 se celebró el Festival de Eurovisión. Abba se imponía mundialmente con un nuevo vocabulario estilístico en vestuario y en melodías. Ahora un musical titulado Mamma mía! pretende recuperar a los padres de Chiquitita.

Abba se llamaba Abba en referencia a las iniciales de Agnetha Fâltskog, Benny Andersón, Anni-Frid Lyngstad y Björn Ulvaeus. Este último —productor de Mamma mia!— aseguraba en una entrevista reciente que no recuerda las letras de su repertorio, pero tampoco tiene necesidad. Sus fans se multiplican como corredores de relevos, pasando el testigo de generación a generación. "La gente me para en la calle y me dice: 'Muchas gracias por la música tan maravillosa', y me recita estrofas de las canciones. Sucede días tras día, pero procuro no darle importancia porque si no me volvería loco".

El ex Abba llegó a Londres hace unas semanas para promocionar su nueva aventura: un musical con sus viejas canciones que estrena el 6 de abril. Los ensayos han entrado en la recta final el teatro escogido, el Príncipe Edward de Londres, ha recaudado en ventas anticipadas cerca de tres millones de libras (más de 700 millones de pesetas).

El éxito anticipado se debe al atractivo de una formación que desapareció de los escenarios en 1981 pero no muere. Para entonces, Abba había cosechado cerca de veinte grandes éxitos, incluidos los temas SOS, Fernando o Chiquitita. Su vestuario de pantalones de campana, lentejuelas y rasos fosforescentes ocupaba ya una mención especial en los anales del kitsch, y ambas parejas llevaban los documentos de sen dos divorcios pegados al corazón. "Los años setenta fueron el epítome del mal gusto", se excusa Björn Ulvaeus.

Las diferencias sentimentales rara vez quedaban reflejadas en el repertorio —salvo quizá en The winner takes it all (El vencedor se lo lleva todo) — optando en su lugar por huir de la temática propia del pop (amor, dinero, deber, fama y diversión). "Escribí las letras como si fueran relatos cortos. Fernando, por ejemplo, trata de dos guerrilleros en los tiempos del conflicto entre Tejas y México. Se me ocurrió una noche de verano, con el cielo iluminado por las estrellas", confesó su autor. Estas historias cor tas, 27 del total, del repertorio de Abba, son el telón de fondo de Mamma mia!, Knowing me, knowing you, Money, money, money o, entre otras, Dancing queen salpican el argumento del musi cal: Donna, madre soltera, recuerda a sus cuarenta y tantos años las noches de aventura y amor libre. Mientras, su hija, Sophie, busca al padre desconocido en vísperas de su boda. En el camino descubre que tres hombres podrían reclamar la paternidad y decide invitar a los tres a la ceremonia.

Los más críticos anticipan una muy lejana relación entre las letras de Abba y el libreto de Mamma mia! Pero a los miembros de sus clubes de seguidores poco les importa La música, defienden, volverá a vibrar con igual intensidad que en los setenta. De hecho, las melodías de Abba rara vez han cesado de sonar y el cuarteto ha vendido unos 350 millones de discos desde 1973. Tras un paréntesis durante la década pasada, grupos de imitadores —los australianos Bjön Again, entre los más populares— recuperan cada uno de suS grandes éxitos. Su música ha inspirado el filme La boda de Muriel y reaparece en el minielepé Thank Abba for the music, genuino tributo al cuarteto sueca Abba nunca consideró la opción de reformarse. "Sería patético, queremos que nos recuerden como éramos cuando hicimos esos discos", confesó a la prensa británica. En su lugar, Björn y Benny Anderson, compositor de las melodías, colaboran una vez más en Mamma mia! No es su primera incursión en el mundo de los musicales. Su anterior proyecto, Chess, en colaboración con el británico Tim Rice, recorrió los escenarios europeos. Y, en su país de origen, sigue en escena su musical de 1995, Kristina Frân Duvemâla.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_