Un minuto es mucho tiempo para Camacho
Clemente necesitó de las estadísticas para abrirse camino, para que el aficionado aceptara su proyecto: no se juega bien, pero podemos estar cuatro años sin perder un partido.Camacho ha manejado los sentimientos: en menos tiempo ha recorrido más trecho. Camacho es un hombre de acción. Su mensaje descansa más en sus actos que en sus palabras. Así se entiende el impacto que ha provocado la histórica goleada ante Austria, la euforia que envuelve a la selección: el público se identifica con el juego y la estructura del equipo, plagado de hombres que son titulares en sus equipos y se manejan con buen gusto. Los nueve goles son una bendita anécdota. Así debe entenderse que, sin mediar palabra ni despertar viejos fantasmas, Camacho haya roto con el pasado con tanta elegancia como contundencia.
Lo hizo desde el primer minuto. Cuando aceptó el cargo e impuso sus condiciones. Cuando hizo las convocatorias que le vino en gana. Tan bien lo ha hecho que nadie le ha vuelto a preguntar por Clemente.
Ya no hace falta: todo el mundo sabe que con Camacho no hay inamovibles, que España practica un 4-4-2, que actúa al ataque, que juega con los mejores y más en forma, y que su actitud es convincente y consecuente con el gusto de la mayoría. No es la selección de Camacho sino la selección de los mejores. Importante detalle.
Y los mejores juegan como lo hacen cada domingo en sus equipos, salvo la excepcionalidad que acompaña a Raúl de un tiempo a esta parte, excepcionalidad sobre la que tanto se ha escrito, excepcionalidad que Camacho resolvió en un minuto, el tiempo necesario hasta para romper un contrato con el Real Madrid. "Para mí, un hombre que marca 18 goles, es un delantero", dijo Camacho. Y nadie volvió a preguntarle por ello. Un minuto parece mucho tiempo para Camacho, hombre tan parco en palabras como contundente en sus actos. Un hombre de acción.
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