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Reportaje:

Las clases de la memoria

Los mayores de Rivas Vaciamadrid enseñan a los alumnos de un centro público las historias del municipio

En el colegio público Jarama de Rivas-Vaciamadrid se escuchan estos días canciones de otros tiempos, como el San Serenín del Monte, Dónde vas, Alfonso XII, Soy el farolero...En el gimnasio del centro, un grupo de 14 mayores y 20 niños aprovechan las horas lectivas para jugar con el pasado y recorrer los pasadizos de la memoria. Los adultos hablan a los escolares de una infancia lejana, de otros juegos y de canciones añejas pero todavía vivas en su experiencia.

Los viernes toca charla y entretenimiento con los que podrían ser sus abuelos. Los alumnos aprenden y algunos, hasta lloran. Los mayores también. Teresa se emociona cuando canta la canción de cuna que le regalaba su madre todas las noches. Ella enseña a los pequeños, los que pueden ser sus nietos, y retrocede con ellos a un tiempo en el que usaba coletas y babi rosa y repetía a la puerta de su casa el cansino corro de la patata.

La experiencia en el colegio Jarama responde a un programa en el que colabora la dirección del centro y la Concejalía de Educación de Rivas.

El objetivo de las clases es que los niños conozcan los juegos, las historias y las experiencias de otros tiempo más difíciles.

En abril toca historia. Los mayores hablarán del pasado catastrófico de Rivas-Vaciamadrid, un pueblo destruido por la batalla del Jarama, en plena Guerra Civil, y resucitado muchos años después gracias al empujón del Plan de Regiones Devastadas que instauró el dictador Francisco Franco.

Los abuelos de Rivas podrán contar las historias vividas en Capanegra, un lodazal que los lugareños y los vecinos de Arganda utilizaban para curarse el reuma.

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Mayo será un buen mes para hablar de costumbres y de consumo. Los mayores contarán detalles sobre los juegos en años de escasez en que no había muñecos que hicieran pis, ni trenes eléctricos, ni televisión. Entonces, con las manos, algo de ingenio y mucha imaginación, las niñas se fabricaban las muñecas, y los niños, se construían sus trenes eléctricos a base de latas de conserva.

Todo un repaso por la historia y costumbres de Rivas-Vaciamadrid para que los representantes del futuro conozcan las vivencias, sentimientos y experiencias de los que hicieron el pasado. Este programa de intercambio entre niños y adultos se viene desarrollando en el colegio Jarama durante los dos últimos cursos. Rivas-Vaciamadrid es el séptimo municipio español que aplica un experimento pedagógico de este tipo.

Los que han diseñado este programa persiguen combatir las desigualdades sociales asociadas a la edad y generar solidaridad y comprensión entre la infancia y los mayores.

De paso, las clases también constituyen una beneficiosa terapia para los adultos: retroceder hasta su infancia agiliza su memoria.

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