La madre de Marina Ocaña y el médico que atendió a la niña se contradicen en el careo
El último careo ordenado por el juez para esclarecer las causas de la muerte de la niña de cuatro años Marina Ocaña, en un clínica privada de Alicante en abril de 1997, se celebró ayer con versiones radicalmente opuestas entre el último médico que atendió a la paciente, Alberto Dobón, y la madre de la pequeña, Michelle Gisbert. Fueron seis minutos de tenso debate en el que Dobón aseguró que poco antes de morir, la niña se encontraba consciente, e incluso daba saltos y hablaba con su madre. Sin embargo, el abogado de la familia Ocaña, Antonio Martínez Camacho, sostuvo que Marina estaba ya en coma y no llegó a conversar con Michelle. En el anterior careo, la jefe de planta de la clínica Mare Nostrum, Ana María Maroto, defendió que la niña se encontraba perfectamente orientada cuando la reconoció cuatro horas antes de que entrara en coma irreversible. Los padres de Marina Ocaña decidieron renunciar a la mayoría de los 20 careos con empleados de la clínica incluidos en su petición al juez. El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Alicante, Antonio Gil, aceptó la petición de los padres, por la que sólo se acordaron dos careos, uno con una auxiliar de enfermería, y otro con el médico Alberto Dobón. Marina Ocaña murió en abril de 1997 en la clínica Mare Nostrum tras ser operada de anginas, dentro del plan de choque establecido por la Generalitat Valenciana para eliminar la lista de espera en los centros sanitario públicos. A raíz de la denuncia judicial de los padres, el juez citó a declarar a los empleados y médicos relacionados con la estancia de la niña en el centro sanitario, y se realizaron varios informes periciales sobre las causas de la muerte. Los careos solicitados por los padres han mantenido abierto el caso.
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