El PP desliga la estabilidad del Gobierno del apoyo a CiU en Cataluña

Los secretarios generales del PP y de CiU, Javier Arenas y Pere Esteve, que se entrevistaron ayer durante más de dos horas en Madrid, se cruzaron palabras muy cordiales pero seguramente con significados distintos. Esteve salió de la cita convencido de que Arenas comprendía como él y avalaba el concepto de la estabilidad política: es decir, unos pactos que "se miden fundamentalmente por el resultado de las votaciones y porque no debe haber votaciones parlamentarias en las que no haya análisis ni coincidencia". El portavoz del PP, Rafael Hernando, que no estuvo en la reunión, destacó el valor de los acuerdos con CiU pero precisó que ambos partidos no sólo son distintos sino "adversarios en las próximas citas electorales".Esteve hizo ese comentario sobre la estabilidad de la colaboración entre PP y CiU tras preguntársele cómo entendía que los populares hubiesen votado hasta tres veces la semana pasada en el Parlamento catalán contra iniciativas de su formación justo después de conocerse las críticas que había formulado en Madrid el portavoz nacionalista en el Congreso, Josep López de Lerma, contra unas actuaciones "ridículas" del ministro portavoz Josep Piqué. Esteve insistió en diferenciar el objetivo común de la estabilidad política de la discrepancia en otros ámbitos y sostuvo que esa "compatibilidad" entre la crítica y la fidelidad parlamentaria es algo "lógico, deseable y hasta positivo". Y ofreció la posibilidad de enmarcar las posibles futuras discrepancias en otro nivel, por ejemplo en los preámbulos de las votaciones parlamentarias.

Hernando deslindó las críticas entre ambos partidos y las votaciones parlamentarias en las distintas cámaras y se preocupó mucho por aclarar que no sólo distintos sino "adversarios".