El campo no tiene quien lo herede
El de agricultor no es un trabajo apetecible. Los hijos de los labradores valencianos han optado por buscar su sustento en otras actividades, en muchos casos auspiciados por los padres que no ven en su trabajo un camino adecuado para su descendencia. Demasiadas horas, demasiados sinsabores. Una encuesta encargada por la Unió de Llauradors i Ramaders del País Valencià-COAG, desvela que más de la mitad de los agricultores de la Comunidad Valenciana no tiene en estos momentos a quien ceder sus explotaciones el día que dejen de ejercer. ¿Cuáles son los motivos que se esgrimen por parte de los agricultores y que explican esta falta de herederos? El porcentaje mayor de respuestas negativas, el 36%, obedecen a la falta de hijos o familiares que se puedan hacer cargo de la explotación. Sin embargo, un 26% señala que el motivo es que los hijos no quieren quedarse en el campo. Otro porcentaje importante, el 18%, va más allá, ya que no se trata de los hijos si no de los propios padres que no quieren que sus herederos se dediquen a la agricultura. El resto de los encuestados señala que sus hijos todavía son pequeños o aún no lo han decidido. Los agricultores parecen tener interiorizada una idea: la falta de estudios les ha impedido acceder a otra actividad, y en muchos casos no les ha quedado más remedio que quedarse en la explotación. Quizá este es el motivo por el que la mayor parte de los encuestados, el 65%, señala que su deseo es dar a sus hijos unos buenos estudios, frente a un 7% que quiere dejarle una buena explotación o un 25% que baraja ambas opciones. Esto en el caso de los hijos varones, porque en el caso de las hijas, el porcentaje de agricultores que quiere dejarles su explotación como futuro profesional se reduce aún más. Los problemas del mundo rural, especialmente sus carencias, no ayudan a cambiar la opinión. Sus habitantes reclaman mayores inversiones para mejorar la calidad de vida. Los mayores problemas se hallan en la sanidad, la formación de jóvenes, la educación de los niños y la diversión, aspectos que no faltan en las ciudades. Al margen de estos temas, ¿qué medidas se podrían tomar para impulsar el desarrollo de los pueblos? Según los agricultores lo más importante es modernizar las explotaciones agrarias, seguido de una industrialización que sirva para dar otras opciones a los que no desean hacer del campo su medio de vida. Estas medidas, junto a otras de caracter turístico o medioambiental, quizá permitieran mantener más población en los pueblos, evitando otro de los problemas que los habitantes del medio rural perciben día a día: el envejecimiento de la población, paralelo al de los agricultores, más de la mitad de los cuales superan los 40 años, y más del 28% los 55. Ante la falta de herederos de la tierra, se concentran las parcelas. Esto podría no ser negativo, ya que unas explotaciones mayores dejan paso a una mayor rentabilidad. Lo conveniente es que se diversifiquen las actividades de las zonas rurales, para hacer de los pueblos un lugar atractivo para vivir. El futuro no es tan pesimista.
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