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Tribuna
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Decepcionante

VICENT FRANCH Cuando en julio del 98 escribí en estas mismas páginas que se estaba barajando la posibilidad de que una Universidad valenciana de reciente creación acabase consiguiendo la autorización para impartir la Licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración en detrimento de la Universidad de Valencia, aproveché la ocasión para hacerme eco de la tensión que ha acompañado a las relaciones entre las universidades valencianas y los sucesivos Gobiernos de la Generalitat como dato insoslayable a la hora de entender el delicado momento que las universidades pasan a cuenta de su legítimo celo autonomista frente a la no menos legítima competencia de la Generalitat en la materia del mapa de titulaciones universitarias en su ámbito jurídico-político. La tensión, pues, estaría lo suficientemente generalizada, se dice, como para cargar a la exclusiva responsabilidad de nuestras universidades (que la tienen) el fiasco, frente a una inocente y pulcra (desde luego, nada de eso) política educativa de la Generalitat Valenciana. Alguien dijo en voz baja entonces, cuando escribí sobre Políticas, que era lógico que saliese en defensa de unos intereses corporativos -los de las áreas implicadas en la licenciatura- habida cuenta que fue la de Ciencia Política y de la Administración, la mía, la que lideró los trabajos conducentes a la elaboración de un Plan de Estudios que ofrecía tres itinerarios curriculares, uno de Teoría Política y Ciencia Política, otro de Administración Pública y un tercero de Política Exterior y Relaciones Internacionales, pero se equivocaban en el juicio pues tanto los autores del plan, cuanto la Facultad de Derecho de la UV-EG, que tuteló la elaboración del plan, entendimos con ilusión que estos estudios ofrecían por fin la posibilidad de formar en la UV-EG a politólogos y técnicos en Administración Pública para concurrir a puestos de trabajo muy cualificados en las Administraciones Públicas del País Valenciano, de España o de Europa. Recordé también entonces, que cada día recibimos en nuestros despachos universitarios consultas de alumnos interesándose por la suerte de la licenciatura; y, dije que, con datos fehacientes, puede comprobarse que existe una demanda muy estimable de estos estudios precisamente en Valencia. Por eso resulta incomprensible que se autorice a la Universidad de Elche impartir la titulación, cuando esa Universidad no dispone de profesorado formado para impartirla, y, además, a sólo unos pocos kilómetros, en la Universidad de Murcia, se acaba de implantar esa misma licenciatura. Dos licenciaturas concentradas a una distancia de 15 kilómetros (los que separan Orihuela de Murcia) y en el extremo sur de la Comunidad Valenciana, más que una opción plausible de sabia política universitaria sugiere un castigo gubernamental en toda regla a la UV-EG. Por todo ello, alguien debería explicar qué sentido tiene la decisión, y si ello no supone un manifiesto menosprecio hacia una de las universidades valencianas con profesorado formado para impartir Políticas. Aún sería menester explicar otros detalles, como por ejemplo, si además, cuando en el futuro inmediato se autorice también la implantación de la licenciatura en Valencia el centro elegido va y resulta que no es la UV-EG. Vicent.Franch@uv.es

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