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INMIGRACIÓN

Concedidos más de 50.000 permisos de trabajo desde 1994 para servicio doméstico

Un informe de UGT muestra la precariedad laboral de los inmigrantes en España

Los inmigrantes que acuden a España en busca de trabajo obtienen los permisos principalmente para el servicio doméstico, más de 50.000 en los últimos cinco años. Le siguen la agricultura y la construcción. Ocupan empleos cada vez menos demandados por los españoles y en condiciones más precarias, según el informe Las nuevas formas del racismo, elaborado por UGT y dado ayer a conocer. Una conclusión es que el español está manifestando un rechazo al extranjero, más relacionado con motivos socioeconómicos que por su origen, raza o religión.

El informe de UGT pretende echar por tierra la percepción de los españoles sobre el trabajador inmigrante, confirmada por varias encuestas recientes. Y esta se manifiesta en términos generales en la creencia de que el extranjero quita trabajo al español y además contribuye a aumentar la inseguridad ciudadana.Los empleos a los que acceden y las condiciones en las que lo hacen derrumban el primer argumento. El servicio doméstico, el sector donde más permisos de trabajo se conceden, "es uno de los más precarios, gracias en parte a una legislación que, en su contenido, ampara situaciones de incumplimiento de derechos", dice el informe. "Tal situación es especialmente nociva para las miles de trabajadoras y trabajadores inmigrantes. La facilidad con que estas personas son explotadas hace que los empleadores las prefieran". El estudio cita una encuesta del Movimiento por la Paz, la Democracia y la Solidaridad, según la cual muchas trabajadoras del servicio doméstico soportan jornadas laborales de hasta 16 horas diarias, con sueldos inferiores a las 100.000 pesetas. Sólo un 13% de ellas recibiría pagas extra de verano y un mínimo porcentaje tendría vacaciones remuneradas.

Sobre la base de datos de los Ministerios de Trabajo y de Interior, UGT recuerda que la población extranjera en España, calculada en unas 600.000 con carácter legal y otras 100.000 sin papeles, apenas supone un 2% de la población española. Estas cifras están lejos de las de Alemania, con un 9% o Francia con un 7%. Además, esta inmigración no procede en su mayoría de países en desarrollo, tal y como aprecia la ciudadanía española. Los datos de 1997 muetran que el 43% son ciudadanos de países de la Unión Europea.

Los más rechazados

Las personas de origen marroquí representan un 18% de los inmigrantes, y este grupo, junto con la etnia gitana, son los que más rechazo soportan. Los redactores del informe sostienen que esta actitud "no se debe puramente a motivaciones de tipo racista o xenófobo, sino antes bien a cuestiones como la falta de información o el desconocimiento". En su opinión, "un mayor esfuerzo por dar a conocer la realidad en todos estos aspectos permitiría que estos prejuicios tuvieran un menor alcance en los ciudadanos".

El estudio sindical recuerda que la distribución de los contingentes anuales de trabajadores extranjeros se asigna a tareas "rechazadas por los trabajadores españoles, dada su penosidad, precariedad, bajos salarios y escaso reconocimiento". Un informe del CIS basado en una encuesta realizada en 1996 a inmigrantes no comunitarios mostró que sólo el 55% tenía trabajo. De los que trabajaban poco más de la mitad disponía de un contrato por escrito. Los salarios de estos trabajarores también les colocaban en desventaja respecto a los nacionales. Sus ingresos medios se situaban entre las 50.000 y las 100.000 pesetas mensuales, aunque un 30% percibía menos de 30.000 pesetas al mes.

"Curiosamente, la supuesta influencia negativa en el empleo no es percibida igualmente cuando se trata de los extranjeros pertenecientes a países de la Unión Europea", dice UGT. "Aunque se trata de la mitad de la población extranjera total y, en muchos casos, son trabajadores con una cualificación y menos trabas legales, lo que les permite ocupar empleos codiciados por los nacionales". Para casi un 60% de los españoles, la presencia de estos trabajadores no afecta al empleo, según una encuesta del IMSERSO de 1997.

El informe sindical mantiene que las situaciones de marginación y exclusión que suelen afectar a las poblaciones de inmigrantes no favorecen su aceptación. "Son terreno abonado para los prejuicios y el rechazo". Por ello recomienda esfuerzos políticos en cuanto a facilitar a estos colectivos un mejor acceso a la vivienda, educación y sanidad.

De forma tajante, el estudio de UGT considera que "la percepción que el ciudadano tiene del fenómeno migratorio y del inmigrante está muy influidapor el tratamiento que la Administración da a la cuestión y a las medidas que esta adopta". Así, interpreta que el blindaje de las fronteras "lleva al ciudadano a adoptar idéntica impermeabilización frente a los inmigrantes". La conclusión a la que llega es que esta política, además, no sirve para frenar los flujos migratorios.

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