Vecinos de Velluters critican el plan de rehabilitación dictado por el Consell
"Van a arrasar el barrio y cambiar su carácter". El presidente de la asociación de vecinos de la Boatella, Dennis Tsaousoglou, expresa un sentimiento que se extiende por el barrio de Velluters, el más degradado del centro histórico de Valencia. Los vecinos denuncian que el plan de rehabilitación diseñado por la consejería de Obras Públicas sólo traerá más tráfico, desfigurará la trama urbana, ignorará la arquitectura del barrio y seguirá haciendo oídos sordos a su principal necesidad: dotar de servicios ciudadanos a los vecinos.
"Tras esperar 11 meses, a los últimos jubilados del barrio que consiguieron un residencia les querían mandar al Rincón de Ademuz", recuerda Denis. En el barrio no sólo faltan residencias de la Tercera Edad, también guarderías o centros de salud. Los vecinos no se oponen al centro de discapacitados, al taller ocupacional o al de artes plásticas y diseño que pretende instalar la Consejería. Simplemente, entienden que antes hay muchas otras necesidades por delante que la Administración ignora: "Queremos equipamiento de barrio, y la consejería nos lo ofrece de ciudad" se queja Dennis. El plan incluye una residencia para mayores, "pero privada", puntualiza el presidente de la asociación de vecinos. El barrio vive una lenta agonía que se ha prolongado a lo largo de los últimos 25 años. El original carácter trabajador de este enclave del centro histórico repleto de pequeños comercios se ha ido desfigurando progresivamente y la cara actual de Velluters es la de una marginalidad creciente y atractivos solares para la especulación urbanística. "La gente se ha ido por la falta de servicios y la inseguridad", señala Dennis. El presidente de la asociación apunta directamente a las autoridades municipales "de todos los partidos" para señalar a los culpables del estado en que se encuentra actualmente el vecindario: "Existe normativa para solucinar la situación del barrio pero no se aplica". No se cumple la normativa de rehabilitación, cuidado de fachadas o la obligación de construir en solares. Además se han derruido fincas con fachadas protegidas para construir nuevas por un valor que en casos triplicaba el anterior, lo que ha imposibilitado que los antiguos vecinos siguieran residiendo en el barrio. Todo un rosario de irregularidades que ha concluído en la actual situación del barrio: "Cinco empresas son las dueñas del lugar". La solución propuesta por la consejería es un pomposo plan para la "rehabilitación urbana, económica y social del Barri dels Velluters" de 2.300 millones de pesetas financiados al 70% por la Unión Europea. Para los vecinos el proyecto sólo contempla la revitalización comercial del barrio y deja huérfanas las principales necesidades vecinales. Además la consejería plantea una reforma partiendo al barrio en ejes y resquebrajando el entramado urbano característico del centro histórico de Valencia. "¿Para qué quieren traer más tráfico a un barrio en el que no se puede aparcar?", se pregunta Dennis, que apuesta por la peatonalización. El proyecto obliga a muchos vecinos a abandonar casas en las que han vivido durante décadas, como la de Amparo Olmos de 83 años. A la finca de la calle En Sendra donde ha vivido los últimos 41 años le quedan meses de vida antes que la derriben. "Espero que no me manden a la China", suspira resignada. La Administración se ha comprometido a realojar a los inquilinos de las fincas en el barrio, una promesa que no les ha borrado la incertidumbre sobre su futuro. Peor lo tienen los comerciantes. La consejería les ha prometido indemnizar por la pérdida de sus negocios, sin embargo la cantidad ofrecida no es, en la mayoría de los casos, suficiente para poder empezar de nuevo. Una pequeña serrería que se encuentra a mitad de la calle Murillo es un buen ejemplo de ello. Parece difícil que pueda cumplir los 84 años haciendo bastidores. La nueva normativa sobre talleres es mucho más exigente que la de 1916, año en la que abrió sus puertas, y con la indemnización apenas tendrían para un nuevo local. Los vecinos se están organizando con un único objetivo: parar el plan y lograr que la rehabilitación de Velluters sea "acorde a su naturaleza de centro histórico y a los servicios que realmente necesita".
Servilletas [HH] con mensaje
En el bar de Dennis las servilletas tienen mensaje. El presidente de la asociación vecinal La Boatella, francés de ascendencia griega pero con 15 años de vida en el barrio, ha optado por un fórmula singular para reivindicar las necesidades de los vecinos. Recurrió a dos artistas para que diseñaran unas originales servilletas de papel en las que se recogen las principales exigencias de los vecinos. "El movimiento asociativo ha de cambiar y, además de las manifestaciones, hay que convencer con imaginación y simpatía". En total, han impreso medio millón de estas servilletas reivindicativas que, según sus cálculos llegarán a unas 300.000 personas. "Además de mi bar, se pueden encontrar en muchos otros locales de toda Ciutat Vella que se han solidarizado", señala Dennis que pese a la quema el pasado 2 de febrero del local de la asociación se mantiene en primera fila de la reivindicación vecinal.
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