Hacinamiento e inactividad
Una de las conclusiones del informe presentado ayer por IU es que las cárceles madrileñas acogen a muchos más internos de los que permiten sus instalaciones y medios humanos. "La sobrecarga de internos es uno de los problemas fundamentales de las prisiones madrileñas". Cuando los diputados regionales Carlos Paíno y Virginia Díaz visitaron la prisión de Navalcarnero observaron que albergaba a 1.100 personas, cuando su capacidad "máxima" es de 1.260 personas. Carabanchel ya está cerrada, pero durante su funcionamiento se acercó a los 2.000 internos, casi el doble de su capacidad. Díaz y Paíno hallaron en Carabanchel una celda con ocho internos, en literas y con un único servicio. La prisión de Valdemoro, con capacidad para 980 internos, cobijaba entonces a 1.170, y la de Soto del Real, con unos 1.400 internos, también estaba muy por encima de sus posibilidades. Otro ejemplo es la de Alcalá-Meco (hombres), que albergaba durante la visita 300 presos más de los que permite su ocupación, 600 internos. Gran parte de las celdas de Madrid están dobladas; es decir, hay literas, lo que permite albergar a más internos de lo razonable. Los presos que lo soliciten tienen derecho a una celda individual, aunque en Madrid ese deseo sería difícilmente cumplible dada la actual saturación de las prisiones. Otra de las conclusiones del informe de IU alude a los problemas que tienen las reclusas que desean interrumpir voluntariamente sus embarazos (en las prisiones pueden mantener relaciones íntimas con sus parejas periódicamente).Los médicos de los hospitales públicos del Insalud les ponen pegas alegando objeción de conciencia. Ello obliga a Instituciones Penitenciarias a acudir a clínicas privadas, "con el consiguiente aumento del gasto público", señala el informe de IU.
El estudio revela, asimismo, que la mayoría de los internos madrileño pasa su tiempo de cautiverio sin hacer "absolutamente nada". Sólo entre un 15 y un 25% realiza algún tipo de actividad dentro de la prisión. La cifra de los que trabajan y reciben un salario mensual, entre 30.000 y 40.000 pesetas, en los talleres de las distintas prisiones se acerca al 15%.
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