La escasez de vocaciones pone en peligro el relevo en la Iglesia catalana

Un total de 120 jóvenes estudian en los tres seminarios catalanes para formarse como sacerdotes, una cifra que tiende a la baja y que refleja la crisis de vocaciones que arrastra desde hace 30 años la Iglesia catalana, que actualmente no tiene garantizado su relevo generacional a través de los seminaristas. Aunque las causas de este bajo número de vocaciones son varias, el rector del Seminario Interdiocesano, Joan Busquets, explicó ayer que la pérdida de religiosidad de la sociedad, la importancia de los seglares en el funcionamiento de la Iglesia -no atados a los votos sacerdotales- y el descenso de vocaciones en el mundo rural son factores decisivos que podrían explicarlo. En Cataluña hay entre 1.600 y 1.800 sacerdotes con una media de edad de 65 años, cuyo relevo al frente de las parroquias no podrá ser asumido por los pocos jóvenes que salen de los seminarios, lo que obligará a la Iglesia a plantearse soluciones de futuro, como la de fomentar la llegada a de sacerdotes procedentes de Latinoamérica. Desde 1992, 10 sacerdotes colombianos se han formado en Cataluña y están destinados en la diócesis de Urgell. Recuperación de los seglares "Hasta ahora, el relevo por vía del seminario estaba garantizado, pero ahora se ha roto. No sabemos qué pasará en el futuro. Antes en cada campanario había un sacerdote, ahora un sacerdote se ocupa de muchas parroquias en el mundo rural. La recuperación de los seglares ha podido ser una de las causas de la crisis de las vocaciones, pero quizá debamos plantearnos utilizarlos más ante el cada vez menor número de sacerdotes", explicó Jordi Orobitg, coordinador de los seminarios de Cataluña y Baleares. Con el fin de sensibilizar a la comunidad católica de la necesidad de que aumenten las vocaciones, las iglesias catalana y balear celebran el próximo fin de semana el Día del Seminario, que también persigue motivar a los sacerdotes, catequistas y responsables pastorales para que descubran nuevas vocaciones. El perfil del seminarista catalán es el de un joven de unos 25 años, con estudios de COU o universitarios en su mayoría, que acaba ordenándose como sacerdote al final de su formación, transcurridos siete años. "La edad a la que entran en el seminario, 25 años, hace que se trate de decisiones más maduradas y que prácticamente todos los que inician sus estudios acaben ordenándose", señaló Orobitg. El pasado año se ordenaron en toda Cataluña 21 sacerdotes, ocho en la diócesis de Barcelona, tres en la de Tarragona, dos en la de Girona, uno en cada una de las de Lleida, Girona y Urgell, y cinco en la de Tortosa. En la de Vic no hubo ninguna ordenación. Desde 1990 se han ordenado en Cataluña 151 sacerdotes, procedentes en su mayoría de los seminarios menores (actualmente sólo existen en las diócesis de Barcelona y Tarragona), de la actividad parroquial y de movimientos ecuménicos.