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Dos niñas vuelven a acusar de abusos a su padre en la repetición del juicio

Dos niñas de 6 y 11 años, N. y A., volvieron a declarar ayer en contra de su padre, en la repetición del juicio contra él y un amigo suyo, a los que la fiscalía acusa de cuatro supuestos delitos de agresión sexual y por los que reclama 48 años de prisión para el primero y 24 para el segundo. La Sección Tercera de la Audiencia de Barcelona ya condenó por estos hechos a J. García, el padre, y a Francisco Solsona Fernández, el amigo, pero el Tribunal Supremo anuló el juicio el pasado mes de junio al considerar que no existió "real contradicción" entre las partes, ya que las hijas declararon separadas del acusado por un biombo. Ayer se repitió la vista a puerta cerrada.En cumplimiento de esa sentencia del Supremo, criticada por jueces y psicólogos, la Audiencia no colocó ningún biombo y habilitó una silla frente al tribunal para que se sentase la hija mayor, que tenía seis años cuando ocurrieron los hechos. Justamente detrás se colocó otra silla para una psicóloga del servicio de atención a las víctimas, del Departamento de Justicia de la Generalitat.

Fue entonces cuando el abogado de Solsona solicitó que se retirara esa funcionaria porque podía condicionar la declaración de la niña, a lo que el tribunal no accedió.

A renglón seguido, el defensor del padre fue más allá y solicitó entonces que su cliente se sentase al lado de la niña, a lo que la Sala tampoco accedió.

Después de estos incidentes, las niñas se ratificaron de nuevo en los hechos y relataron la versión de la fiscal, quien acusa al padre y a un amigo suyo de abusar de ellas aprovechando el régimen de visitas. Según la acusación pública, cuando las pequeñas acudían los fines de semana al domicilio del padre, éste y su amigo agredían sexualmente a las niñas introduciéndoles el dedo en el ano varias veces y frotándoles la zona genital. Los hechos ocurrieron aprovechando la ausencia de los abuelos paternos, que vivían en la misma casa.

El "juego de los sabores"

La fiscalía sostiene también que, días después, los hombres repitieron las agresiones sexuales obligando a las niñas a que les succionaran el pene, en el que habían colocado algún alimento, y practicar el "juego de los sabores". Los hechos duraron aproximadamente un año y fueron denunciados por la madre en mayo de 1995. La fiscal de menores que tomó entonces declaración a las niñas también declaró ayer en el juicio como testigo, por decisión del Tribunal Supremo.

Por su parte, María José Varela, que ejerce la acusación particular en nombre de las niñas, explicó que los siete peritos que reconocieron a las pequeñas explicaron ayer al tribunal que durante las entrevistas personales con ellas les describieron con tal detalle los hechos que no pensaban que fuesen fruto de su imaginación por haber visto alguna película pornográfica o a su padre desnudo alguna vez. Los hombres negaron las acusaciones.

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