_
_
_
_

Golpear objetos no libera agresividad

Varios estudios indican que dar rienda suelta a la ira es más perjudicial que beneficioso

"¿Sabe lo que hago cuando estoy enfadado? Le doy golpes a la almohada. Pruébelo", le sugiere el psiquiatra al que da vida Billy Crystal a su cliente, un gánster de Nueva York (Robert De Niro) en la película de Warner Brothers Analyze This.Nuevos estudios indican que no se trata de un buen consejo. Aunque en muchos libros y artículos de psicología se ha venido defendiendo la idea de que "sacar la ira" es una catarsis que puede ayudar a disipar la hostilidad, los investigadores han descubierto que este método provoca justo lo contrario: más agresividad. Al descargar la cólera sobre los objetos inanimados, golpeando, por ejemplo, una almohada o dándole puñetazos a un saco de boxeador, el comportamiento agresivo se acrecienta en lugar de reducirse. Y lo que es aún más preocupante, los investigadores descubrieron que los libros y artículos que recomiendan la "catarsis" como método adecuado para tratar la ira, en realidad pueden fomentar la agresividad, porque contribuyen a que estas personas descuiden su autocontrol.

La edición de marzo de la revista Personalidad y Psicología Social detalla uno de estos estudios, realizado sobre estudiantes de los cursos introductorios de psicología. Los estudiantes encolerizados que golpearon un saco de boxeador se mostraron después mucho más agresivos con sus rivales en una tarea competitiva que los que no habían dado golpes. Los primeros fueron más groseros y gritaron más. Otro de los experimentos consistió en dar a leer a un grupo un artículo en el que supuestamente se demostraba que golpear objetos inanimados era "una forma eficaz de desahogar la ira", y a otro grupo otro artículo con la tesis contraria. Los que habían leído el primer artículo golpeaban el saco de boxeo con más ganas y luego, en las tareas competitivas con sus compañeros, se mostraban mucho más agresivos. Brad J. Bushman, profesor asociado de psicología en la universidad estatal de Iowa y autor principal de los estudios, afirma estar convencido de que los participantes inducidos a pensar que la catarsis funcionaba intentaron una y otra vez liberar la ira pegando objetos incluso después de que se les demostrara que no era cierto.

Para provocar la ira de los participantes los investigadores les pidieron que escribieran un trabajo sobre el aborto, con la advertencia de que iban a ser examinados por otros estudiantes. La mitad de los trabajos recibieron críticas negativas, y notas bajas en organización, originalidad, estilo, claridad, capacidad de persuasión y calidad general, junto con un comentario escrito a mano en el que se decía: "Ëste es uno de los peores ensayos que he leído en toda mi vida!". Los demás recibieron críticas positivas que incluían el comentario: "¡Ninguna sugerencia, es un ensayo genial!".

Ataques de ira

La idea de que la catarsis es la mejor forma de tratar la ira ganó mucha credibilidad como parte del modelo hidráulico de impulsos sexuales y agresivos de Sigmund Freud. La teoría sostiene que cuando se reprimen los sentimientos de ira se eleva la presión. Siguiendo esa lógica, si la presión no se libera, se desencadenarán problemas psicológicos o físicos.Muchos libros de autoayuda siguen basándose en esta teoría y algunos padres y pedagogos la mantienen aún en la educación de los niños. Cuando tienen un ataque de ira, les dejan que golpeen y pataleen, con la pretensión de que eso es bueno para ellos porque les libera.Pero en realidad, ocurre todo lo contrario. Estos niños se sienten prisioneros de su ira y el no ser capaces de controlarla no les produce sentimiento de liberación, sino de miedo a esa fuerza que no pueden controlar. Enseñarles a parar la rabieta refuerza sus mecanismos de autocontrol y su autoestima.

© New York Times

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_