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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Kosovo vuelve a París

LOS SANGRIENTOS atentados con bomba que han costado siete muertos y decenas de heridos en territorio controlado por Serbia son un mal augurio para el definitivo encuentro anunciado para hoy en París entre serbios y albanokosovares. Antes de ese encuentro, una procesión de emisarios ha tratado en vano de convencer a Slobodan Milosevic de que algo muy grave sucederá si no permite el despliegue en Kosovo de tropas occidentales que garanticen la eficacia de un alto el fuego entre los dos bandos. El enviado estadounidense Richard Holbrooke se fue con las manos vacías de Belgrado e igual suerte han corrido Grecia y Rusia. El ministro de Exteriores ruso, Ivanov, dijo el viernes que Milosevic, "decisiva y finalmente", ha rechazado la presencia de cualquier fuerza armada extranjera en suelo serbio. Considera que los observadores de la OSCE son una vigilancia suficiente.El Ejército de Belgrado continúa sus ataques indiscriminados en la provincia de mayoría albanesa y la OSCE denuncia sobre el terreno la violación por Milosevic de todos sus compromisos previos, se trate de la liberación de prisioneros, del acceso a la zona de los investigadores del Tribunal de La Haya o de la reducción de tropas y armamento en Kosovo. Más que eso. El dictador serbio exige la anulación de las dos recientes decisiones internacionales en la República Srpska: la destitución del extremista presidente Poplasen por torpedear los acuerdos de Dayton y el arbitraje que quita del control serbobosnio la estratégica localidad de Brcko.

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La situación ha vuelto al punto que hizo fracasar Rambouillet el mes pasado: la presencia en Serbia de la OTAN para garantizar cualquier acuerdo. Si en la lógica de Milosevic está vetar la única fuerza capaz de obligarle a respetar un pacto, en la de las potencias occidentales debe estar el de imponérsela. Nadie podrá convencer a la guerrilla albanesa de que rinda sus armas si tiene enfrente a las tropas de Belgrado. Mientras Milosevic siga al timón, a lo máximo que puede aspirarse en Kosovo es a una tregua precaria.

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