Propensas al estrés
Las ardillas llegaron a Madrid en 1985, siendo alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván. Concretamente, se introdujeron tres parejas en el parque del Retiro y otras tres en la Casa de Campo.Hasta el año pasado, llegaron a vivir en el parque madrileño 145 ejemplares (ahora sólo lo hacen 37). En la Casa de Campo (que tiene una extensión de 1.700 hectáreas) conviven ya 500 de estos animales.
No fue del todo fácil acostumbrar a estos roedores, traídos de los montes de Ávila, a la vida urbana. Entre otras cosas porque se trata de una especie muy propensa al estrés. "Hay muchas muertes de ardillas por ataques al corazón", asegura Santiago Romero, responsable del departamento municipal de Parques y Jardines. "Por eso creíamos que no iban a llegar a reproducirse", añade el técnico. Para acostumbrar a las primeras parejas a la ciudad, pasaron los seis primeros meses encerradas en unas jaulas instaladas en la Alameda de Osuna. Tenían que familiarizarse con las personas y los coches poco a poco.
La llegada de las ardillas a estos dos recintos ha traído consigo consecuencias insospechadas: ahora aparecen estos roedores en lugares en los que no se habían introducido. Como la Fuente del Berro, que parece ser que es donde acuden las del Retiro. O en Boadilla del Monte o Majadahonda, que es donde emigran los roedores de la Casa de Campo. En los árboles de muchas casas con jardín de estas localidades, tal y como han comprobado los técnicos municipales, viven ya varias parejas de ardillas.
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