La derecha asturiana se sume en una guerra sucia ante los comicios de junio
La guerra abierta desde hace un año en la derecha asturiana supone un nuevo estilo de hacer política. El insulto, la descalificación, los dossiers y los supuestos documentos de infarto, las acusaciones de corrupción, los anónimos, las pintadas, la intromisión en la vida privada y la difusión callejera de pasquines que violan la intimidad han creado una atmósfera de bronca intimidatoria y vendetta siciliana sin precedentes en el Principado. A tres meses de los comicios autonómicos, ninguna fuerza política duda ya de que la campaña electoral será la más sucia de todas.
La escalada de la tensión ha sido progresiva desde los primeros insultos con los que desde el PP se agigantó el verano pasado la fratricida operación de acoso al presidente del Principado, Sergio Marqués. "Okupa", "pirata", "golpista", "vanidoso", "incompetente", "torpe"... Éstos epítetos inauguraron una nueva concepción del debate.El alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo (PP), llegó a sugerir a Marqués el traslado de las consejerías a la cárcel. Luego, fueron las imputaciones de irregularidades y la acusación al consejero de Fomento, Juan José Tielve, por "el mayor caso de corrupción en contratación de obra pública". Tales denuncias están pendientes de una comisión parlamentaria de investigación después de que la fiscalía descartase la existencia de delitos. Nunca antes hubo dudas sobre el manejo de los recursos públicos.
La contraofensiva se produjo el pasado miércoles, cuando, en respuesta a la moción de censura promovida por el PP contra él -otra experiencia inédita en la historia parlamentaria asturiana-, el presidente del Principado abrió la caja de los truenos. Marqués exhibió un documento para denunciar que fue presionado en un despacho de La Moncloa para favorecer a la Cadena Cope, Radio Voz y Radio España en la concesión de licencias para nuevas emisoras.
Antes de que hubieran transcurrido 24 horas, el PP difundía un informe caligráfico que atribuía las anotaciones manuscritas que aparecen en ese papel -Marqués insistió ayer en que son de Miguel Ángel Rodríguez, entonces secretario de Estado- al vicepresidente del Ejecutivo regional, Leonardo Verdín, quien lo niega. Además, desde el Gobierno local se difunden fotocopias de prensa para recordar que los calígrafos-grafólogos contratados por el PP -uno, militante y colaborador en sus dispositivos de seguridad- fueron detenidos en junio por la venta de información confidencial procedente de archivos informáticos ministeriales. Los acusados reclaman el derecho a la presunción de inocencia mientras no se dicte sentencia y reprochan a Marqués, que calificó el informe pericial de "tomadura de pelo", que recurra a métodos poco elegantes ante la imposibilidad de cuestionar su dictamen con un peritaje alternativo. Por contra, el PP ha hecho público otro estudio, realizado por un segundo experto, que también atribuye la autoría de las notas a Verdín.
Cada vez más crispación
Todos los dirigentes han hecho ofertas de serenidad, diálogo y limpieza a sus contrincantes. Pero todos, también, están convencidos de que la crispación irá en aumento a medida que se aproxime la cita electoral. La división del PP, con la escisión de un sector del partido, la aparición de una nueva fuerza -la Unión Renovadora Asturiana (Uras)- y la lucha de familia que dirimen desde hace un año partidarios de Marqués y afines al vicepresidente primero del Gobierno central y ex secretario general del partido, Francisco Álvarez Cascos, convertirá Asturias en el escenario de una cruel batalla por el poder en el seno de la derecha.¿Teme una campaña electoral sucia?, le preguntó este diario a Marqués coincidiendo con el anuncio de la moción de censura contra su Gobierno. "Ah, ¿pero no lo está siendo ya? Mire usted, va a ser mucho más sucia de lo que ya lo está siendo", respondió. "Hay quien habla mucho contra el fulanismo", prosiguió Marqués en referencia implícita a Cascos, "pero no sabe hacer otra cosa que centrar la política en las personas, y no en las ideas, convirtiendo el debate político en una reyerta personal".
A su vez, el candidato del PP, Ovidio Sánchez, también quiere distanciarse del juego sucio y en el debate de la moción volvió a ofrecer a su rival limpieza y buen estilo. Pero Marqués aprovechó su intervención ante la Cámara para hacer un recuento de agravios, vejaciones e invectivas recibidos desde las filas populares. Aunque hace apenas unos días Marqués advirtió en Langreo a sus correligionarios que, "a partir de ahora, las órdenes de insultos van a llegar desde Madrid a oleadas", todo apunta a que ésa es una fase agotada de la pelea y que el enfrentamiento se va a dirimir desde este momento con fotocopias. Por lo pronto, cuando el miércoles subió a la tribuna del Parlamento para defenderse de la moción, Marqués lo hizo con una carpeta en la que dijo guardar otros documentos comprometedores y supuestamente probatorios de presuntas irregularidades. Ante ello, en un despacho del grupo parlamentario popular, un representante del PP advirtió el viernes a dos periodistas: "Si ése es el camino que se va a seguir, no nos preocupa. Aquí tenemos un armario lleno de papeles que también se pueden utilizar" en un momento dado.
El grado de enconamiento, el malestar indisimulado y la creciente animadversión que se percibe entre populares y ex populares por los ultrajes y afrentas recíprocos coloca a Asturias en un estado de sobresalto a la espera de la próxima estocada. Y no tardará.
En febrero, el arzobispo de Oviedo, Gabino Díaz Merchán, hizo una expresa llamada a la "serenidad" de la clase política. El PSOE es más contundente: acusa directamente a la derecha de "enfangar" a las instituciones.
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