Schröder provoca la salida de Lafontaine para acometer una política más moderada
Oskar Lafontaine, hombre fuerte del Ejecutivo alemán, anunció ayer por sorpresa su dimisión como ministro de Finanzas y presidente del Partido Socialdemócrata (SPD) sólo cinco meses después de que Schröder, su rival en el partido, formara Gobierno. Ambos mantenían fuertes discrepancias por los planes fiscales sobre el sector energético. Ahora, el canciller podrá recuperar su programa, más centrista y menos radical que el de Lafontaine, cuya marcha abre la incertidumbre sobre la coalición rojiverde que gobierna en Bonn y sobre la negociación europea, a sólo dos semanas de la cumbre de Berlín.
Schröder dijo ayer que "la estabilidad del trabajo del Gobierno no está en duda" y comentó que Lafontaine le había explicado por carta su intención de "retirarse de la vida política". La clave última reside en el Consejo de Ministros del pasado miércoles, cuando Schröder arremetió con extrema dureza contra Lafontaine por desarrollar una política fiscal, sobre todo en energía nuclear, que enfrentaba al Gobierno con los empresarios. Schröder incluso amenazó con dimitir. Con el portazo de Lafontaine culminó un capítulo en la larga pugna entre el nuevo centro, el ala de tendencia proliberal representada por Schröder, y la izquierda clásica, de la que el ex ministro de Finanzas era el máximo líder. Con gran probabilidad, su sustituto será Hans Eichel, ex presidente de Hesse. En Bruselas se apuntó que la desaparición de Lafontaine beneficiará más que perjudicará la negociación financiera en la UE. En Madrid, los diplomáticos creen que la dimisión debe verse "en clave interna" alemana.
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