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EL DESENLACE DEL 'CASO OLOT'

Desenlace del secuestro más largo y enigmático

Las últimas detenciones parecen arrojar luz sobre más de seis años de confusión

Ningún secuestro ha entrañado tantos enigmas, falsas pistas y rocambolescas vicisitudes como el de la farmacéutica de Olot Maria Àngels Feliu, el más largo cometido por motivos no políticos en la historia de España: 492 días. Durante los seis años de investigaciones, inesperados giros en el rumbo de las pesquisas parecían hacer vislumbrar el final del misterioso túnel, pero no fueron más que golpes de efecto que tan sólo sirvieron para engrosar un enrevesado sumario que ha pasado ya por las manos de seis jueces.Nada hace pensar que sean también falsas las expectativas que ha abierto la nueva línea de investigación iniciada esta misma semana. "Tenemos línea y vamos para bingo", decía ayer a sus superiores el jefe de la investigación.

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El gran golpe de efecto en este atípico secuestro se produjo el 27 de marzo de 1994, domingo de Ramos, cuando una demacrada y delgadísima Maria Àngels Feliu, que tenía entonces 36 años, regresaba a casa, tras ser liberada por sus secuestradores junto a una gasolinera cercana a Granollers. La farmacéutica, a la que investigadores, videntes y delatores habían dado por muerta, aparecía con vida y era recibida con enorme alegría por los habitantes de Olot, que pocos días después del secuestro se habían lanzado a la calle para reclamar su libertad.

Serena pero con los signos del horror y el sufrimiento en su rostro, Maria Àngels salió al balcón de su casa, acompañada de su marido y sus tres hijos, para saludar a sus convecinos. No dijo nada sobre su cautiverio. Hija de Tomàs Feliu de Cendra, un empresario adinerado muy conocido en la comarca de la Garrotxa, Maria Àngels fue secuestrada por tres encapuchados el 20 de noviembre de 1992 cuando estacionaba su Renault 25 en el garaje de su domicilio de Olot. El vehículo fue hallado posteriormente en las afueras de la ciudad. La Guardia Civil acusó a la policía local y la autonómica de haber borrado las huellas dactilares durante la inspección del automóvil. Las pesquisas empezaban con mal pie.

Un mes después, la familia recibía un sobre con una cinta magnetofónica en la que una voz, supuestamente la de Maria Àngels, suplicaba en castellano que pagaran un rescate. Siguieron varias llamadas, en las que se pidieron hasta 500 millones de pesetas. La familia acudió en dos ocasiones a pagar el rescate, pero los secuestradores no aparecieron. Tomàs Feliu de Cendra contrató al controvertido detective Eugenio Vélez Troya, que fue despedido después de expresar su sospecha de que Maria Àngels había sido asesinada, mientras que ofrecía una recompensa de 20 millones a quien facilitara alguna pista de que la rehén seguía con vida.

Seis meses después, la familia contrató los servicios de Control Risk, una firma británica especializada en secuestros. Control Risk ha denegado sistemáticamente cualquier información sobre el asunto que le ha solicitado el juzgado instructor de Olot.

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El caso adoptó tintes de culebrón con la aparición en escena de Francisco Evangelista, un ex detective que acusó a dos antiguos compañeros, Xavier Bassa y Joan Casals, de estar implicados en el secuestro. En los reality shows de la época, Evangelista proclamó a los cuatro vientos, sin aportar ninguna pista, que la farmacéutica estaba muerta. Una vidente, María Puche, corroboró la versión de Evangelista, quien aportó grabaciones de las conversaciones con Bassa y Casals en las que se hablaba de la posibilidad de secuestrar a una farmacéutica de Olot.

El 30 de octubre de 1993, el entonces instructor del caso, Santiago Pinsach, encarceló a Bassa y Casals mientras la familia Feliu, sin explicar la razón, insistía en que no creía en su culpabilidad. En noviembre de 1993, una tercera detención, la de María Ángeles Mariño, compañera sentimental de Joan Casals, añadía más confusión al caso: en el momento de su detención iba acompañada de una prima de la farmacéutica. Surgieron entonces los rumores de una posible implicación de familiares en el secuestro.

En marzo del año siguiente, tras la aparición de Maria Àngels con vida, la familia Feliu daba por cerrado el caso. Pero para la Guardia Civil seguía abierto.

¿Por qué razón se había dejado en libertad a Maria Àngels si la familia insistía en que no había pagado ningún rescate?

Poco después de la aparición de Maria Àngels, el juez dejó en libertad provisional a Xavier Bassa y Joan Casals, que habían pasado seis meses en prisión. Mariño había sido liberada pocos días después de su encarcelamiento. Los dos hombres, no obstante, siguen inculpados y están en libertad bajo fianza.

Cuando parecía que el caso iba a ser archivado definitivamente, dada la situación de estancamiento en que se hallaban las investigaciones, la actual instructora del sumario, Pilar Castillo, ordenó la semana pasada la apertura de nuevas diligencias. Las últimas detenciones parecen arrojar luz definitivamente sobre más de seis años de confusión. En este tiempo se ha interrogado a más de 200 personas, se ha desplegado a más de un centenar de agentes especialistas y han sido registradas más de 1.500 masías de varias zonas de Cataluña, especialmente en la comarca de Osona, en busca del escondrijo en el que estuvo retenida Maria Àngels.

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