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El cerco se estrecha

El cerco se estrecha en torno al poblado marginal de Los Yelmos, en Boadilla del Monte. Las 31 chabolas del asentamiento que aún quedan en pie están rodeadas a ambos lados por dos urbanizaciones mastodónticas, en las que vivirán varios miles de personas. Por si fuera poco, la M-50, el segundo anillo que rodeará Madrid, pasará por encima de las chabolas, según el proyecto que han dibujado los técnicos del Ministerio de Fomento.Los 62 chabolistas que habitan el poblado se quejan de que el Ayuntamiento les ha ido encerrando en un gueto desde hace ya varios años.

Una de las principales adversidades a las que se enfrentan a diario los chabolistas es el consumo de un bien de primera necesidad como el agua. Los inmigrantes la extraen de un pozo, junto a un arroyo de aguas sucias. Para resolverles el problema, el Ayuntamiento instaló dos depósitos de agua potable junto al poblado, pero los retiró al poco tiempo sin explicación alguna.

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Empieza la cuenta atrás en Los Yelmos

La vigilancia policial también ha repercutido en el éxodo de los habitantes del asentamiento. La Policía Municipal y la Guardia Civil desplegaron un dispositivo de vigilancia especial en los alrededores del poblado con guardias de día y de noche. Lograron su objetivo, aunque sólo de forma parcial: redujeron drásticamente la venta de hachís, cuyo tráfico convirtió al poblado en un lugar de peregrinaje masivo.

El Ayuntamiento de Boadilla cerró también la única entrada de coches al poblado y desde entonces los inmigrantes tienen que caminar por el barro hasta sus chabolas.

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