La Guardia Civil investiga a policías de Olot por el secuestro de la farmacéutica

Miembros de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil trabajan con la hipótesis de que dos o tres policías municipales de la escala básica de Olot (Girona), cuyos nombres no han trascendido, pueden estar implicados en el secuestro de la farmacéutica Maria Àngels Feliu, que estuvo retenida entre el 20 de noviembre de 1992 y el 27 de marzo de 1994.La Guardia Civil ha retomado la investigación del secuestro -el más largo de la historia reciente de la delincuencia común española-, que parecía abocado a ser archivado después de un año sin novedades. Los investigadores aportaron a la juez Pilar Castillo un informe reservado cuyas revelaciones motivaron que fuera decretado, el lunes de la semana pasada, un nuevo periodo de secreto de sumario. Las filtraciones sobre las nuevas pesquisas policiales causaron ayer estupefacción en un municipio que ya parecía haber dejado atrás los sorprendentes giros que han deparado seis años de indagaciones infructuosas. La alcaldesa, Pilar Brussosa, aseguró que no ha podido obtener ninguna confirmación de la Guardia Civil sobre esta nueva línea de investigación, pero añadió que confía en la honorabilidad de todos los miembros de su cuerpo policial.

El jefe de la policía municipal, Josep Torrent, dijo que ni él mismo sabe a qué agentes se investiga. Ambos pidieron respeto al secreto de sumario, pero también celeridad a los investigadores.

Las pesquisas policiales trabajan con el convencimiento de que el secuestro lo cometió un elevado número de personas, entre los que podrían encontrarse los agentes, delincuentes comunes e incluso Joan Casals y Xavier Bassa, las dos únicas personas que continúan procesadas por el secuestro, en libertad bajo fianza. La hipótesis de una banda numerosa se sustenta también en el testimonio de Maria Àngels Feliu, que distinguió las voces de hasta nueve secuestradores distintos, a los que llegó a poner motes.

Las amenazas durante los 492 días de cautiverio provenían de El cortadedos, que amedrentaba a Maria Àngels con el envío de partes de su anatomía a su familia para forzar el pago del rescate, mientras que Iñaki, en el escalafón más bajo de la banda, le ofreció un trato más amistoso.

Los investigadores analizan la situación socioeconómica de los sospechosos partiendo del convencimiento de que la liberación de la farmacéutica sólo pudo conseguirse después del pago de un rescate que oscilaría entre los 250 y los 500 millones de pesetas. Todas las peticiones de información realizadas por parte de la Guardia Civil y el juzgado de Olot a Control Risks, una empresa británica especializada en la negociación de rehenes que fue contratada por la familia Feliu, han caído en saco roto.

Pista descartada

La Guardia Civil ya barajó anteriormente, entre una auténtica avalancha de pistas falsas, la posible implicación de un policía local en el secuestro. El agente fue interrogado porque un vecino aseguró que su presencia ante la farmacia Feliu, pocos días antes del secuestro, le pareció sospechosa. Esta línea de investigación fue descartada en su día.Las sospechas hacia la policía local de Olot descansan también en la profesionalidad de los secuestradores y en las constantes filtraciones que desbarataban todo intento de atrapar a los delincuentes en el momento de pagar el rescate. La Guardia Civil también llegó a acusar de ineptitud a los agentes locales que se hicieron cargo del caso durante las horas posteriores al secuestro, porque en su opinión no realizaron una buena inspección ocular y malograron posibles huellas en el vehículo de la farmacéutica.

El letrado de Xavier Bassa, Manel Mir, aseguró ayer que la nueva pista de la Guardia Civil contribuye a reafirmar que su cliente no estuvo implicado.