Rato exige a la Comisión y a la presidencia de la UE que hagan posible un pacto presupuestario
El debate sobre la financiación de la UE sigue al rojo vivo mientras se acerca la decisiva cumbre de Berlín, los días 24 y 25 de marzo, y a la espera del maratón que hoy comienzan en Bruselas los ministros de Agricultura sobre la reforma agrícola. El ministro de Economía español, Rodrigo Rato, entró ayer en la polémica y, tras subrayar que la suerte está echada, dijo que "ahora les toca a la presidencia [Alemania] y a la Comisión", hacer posible el consenso. El presidente del Parlamento Europeo, José María Gil-Robles, advirtió de que España debe acostumbrarse "a cobrar un poco menos".
"La Comisión Europea y la presidencia tienen una amplia responsabilidad en ayudar al consenso sobre la Agenda 2000", dijo ayer el vicepresidente segundo y ministro de Economía durante la clausura de una jornada sobre Unión Europea y Agenda 2000, el desafío de la ampliación, organizada por la revista The Economist y en la que participaron relevantes figuras de la escena europea."Éste es el momento del acuerdo y es el momento de la presidencia y de la Comisión", remachó Rato, en una encrucijada que calificó de "histórica", ya que está en juego la política presupuestaria de la UE y de los países miembros en un horizonte de siete años.
El vicepresidente español dijo reiteradamente que ese acuerdo debe ser posible en la próxima cumbre europea en Berlín, dentro de dos semanas. Ahora, explicó, las posiciones de cada país están muy claras, no van a variar en los próximos días y a quien le toca conjugar los intereses en juego es a la presidencia y a la Comisión. Mientras, cada país hace esfuerzos por recabar apoyos a sus posiciones. El presidente del Gobierno español, José María Aznar, se entrevistará hoy en París con el jefe de Estado francés, Jacques Chirac, para explicarle su propuesta sobre creación de un fondo destinado a las regiones fronterizas de la UE con los países candidatos a la ampliación que facilite el acuerdo final sobre la Agenda 2000.
En Bruselas, los Quince empiezan hoy el Consejo de Agricultura más delicado y difícil de los últimos años, informa . La voluntad de la presidencia alemana es no levantar la sesión hasta que se alcance un acuerdo político sobre el presupuesto agrícola de la Agenda 2000. Eso supone que el Consejo puede prolongarse hasta el viernes que viene o incluso quedar en suspenso hasta la semana próxima, para la que está ya convocada una sesión ordinaria.
Si los ministros de Agricultura se ponen de acuerdo, la presidencia habrá dado el primer paso serio para cerrar el conjunto de la reforma financiera europea en la cumbre de Berlín.
España deberá ceder algo
Por su parte, el presidente del Parlamento Europeo, José María Gil-Robles, advirtió de que todos los países deberán ceder, y en España "tendremos que acostumbrarnos a la idea de que vamos a cobrar un poco menos" del presupuesto de la UE.Según el presidente de la Eurocámara, es posible que no se logre un acuerdo sobre la Agenda 2000 en la cumbre de Berlín, porque las negociaciones van muy retrasadas. "De hecho", señaló, "no he visto hasta el momento una verdadera negociación".
El ex presidente de la Comisión Europea Jacques Delors se mostró también pesimista sobre las posibilidades de acuerdo. "Mucho me temo que se multipliquen las dificultades. Por 5.000 millones de euros podemos entrar en una pendiente peligrosa. De aquí a ser la ONU falta poco", ironizó para defender la política de cohesión, sin la cual "países como España, Italia o Portugal no podrían haber cumplido los requisitos para estar en el euro". Delors rechazó la posición alemana al afirmar que "no estoy de acuerdo con una estabilización de los gastos en la Unión Europea".
El ex primer ministro de Francia Edouard Balladur se mostró partidario de organizar el sistema monetario internacional mediante controles y sanciones y con la posibilidad de establecer algún impuesto sobre los movimientos de capitales a medio y largo plazo. Balladur apuntó la idea de una moneda única mundial acorde con la globalización, que desempeñase el mismo papel que el oro en el pasado.
El ex ministro de Hacienda del Reino Unido Kenneth Clarke, partidario de acelerar la incorporación de su país a la moneda única, se solidarizó con su homólogo alemán, Oskar Lafontaine, en su reclamación de que el Banco Central Europeo (BCE) baje los tipos de interés para estimular unas economías europeas a la baja. "El problema ahora no es la inflación", argumentó, "sino la deflación".
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