Momento de confusión
Los finales de legislatura suelen ser momentos propicios para la confusión. La proximidad de las elecciones suele desencadenar en todos los partidos una pasión irresistible por marcar las diferencias respecto de los demás y acentuar de esta manera su visibilidad para el electorado.Se trata, en consecuencia, de momentos en los que se suele alzar la voz y en los que se recurre a expresiones fuertes. El tono de confrontación se prefiere al del diálogo, que todo el mundo pospone para después de conocer el resultado de las futuras elecciones. Suele ser, en consecuencia, un momento apto para el diálogo de sordos. A tenor de lo que estamos viendo y leyendo en estos últimos días, las direcciones de los partidos andaluces han llegado a la conclusión de que el Parlamento regional va a ser disuelto anticipadamente y que se van a adelantar en consecuencia las elecciones autonómicas. De ahí el incremento del ruido y el enfrentamiento generalizado con cualquier asunto como pretexto. Como es natural, ha sido el PP, en cuanto principal partido de la oposición, el que más se ha hecho oír, haciendo uso para ello de los resortes que le proporciona la ocupación del Gobierno de la nación. De ahí el confuso episodio de la desautorización sindical del decreto de la Junta de Andalucía sobre las pensiones no contributivas, que el jueves lo fue en un sentido y el viernes en otro distinto. O la polémica sobre la cosecha de aceite, que según los cálculos del ministerio no superará las 760.000 toneladas contempladas en la OCM aprobada el verano pasado, en tanto que, según la Consejería de Agricultura, superará esa cifra en un 17 o 18%, lo que conllevará las correspondientes penalizaciones. Pero el enfrentamiento y la confusión no se limitan a las relaciones entre el Partido Popular y el Gobierno socialista, sino que se ha extendido también a las relaciones entre los socios de gobierno, el PSOE y el PA, que están a punto de enzarzarse en un agrio debate a propósito de la tramitación del proyecto de ley sobre las Cajas de Ahorro. Desconozco cuál es la información de la que dispone Pedro Pacheco para formular las acusaciones contra la consejera de Economía que pudimos leer en todos los periódicos el pasado viernes. Pero no deja de resultar extraño, que se utilice ese lenguaje entre socios de gobierno. ¿Es que no existen canales de comunicación entre ambos partidos que eviten acusaciones públicas de este tipo? ¿O es que se quiere precisamente no hacer uso de dichos canales, a fin de llamar la atención sobre la propia presencia en el Gobierno? En todo caso, me ha sorprendido el argumento utilizado por Pedro Pacheco. El PA es un partido con presencia en Andalucía occidental, pero con muy poca presencia en Andalucía oriental. La acusación de favorecer de manera soterrada y espuria a Málaga, que el dirigente andalucista formula contra Magdalena Álvarez, no creo que ayude al PA a afirmarse como partido regional.JAVIER PÉREZ ROYO
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