"Londres no sabe dónde estamos y Madrid está empezando a enterarse"
El alcalde de La Línea de la Concepción (Cádiz), José Antonio Fernández Pons (PP), está luchando desde hace meses contra viento y marea para intentar que el Gobierno, de su propio partido, le escuche a él y al resto de sus convecinos del Campo de Gibraltar y acabe de una vez por todas con el conflicto originado a finales de 1998 por la pesca en aguas cercanas al Peñón.Su presencia en la manifestación del pasado miércoles contra el endurecimiento de los controles fronterizos fue subrayada por los organizadores, especialmente cuando se le vio rodeado de una masa que coreaba gritos contra su compañero el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes.
A pesar de no haber recibido el apoyo de su propia formación política, Fernández Pons se siente respaldado y pide comprensión para La Línea, una ciudad, advierte, "que no quiere ser una subsidiaria".
Pregunta. ¿Ha marcado el conflicto pesquero en aguas cercanas a la Roca un antes y un después en el contencioso sobre Gibraltar?
Respuesta. Hay una situación latente. Y no cabe duda de que el tema del hostigamiento a los pescadores del Campo de Gibraltar, en la zona próxima al Peñón, ha marcado un antes y un después. Un después que comenzó el miércoles pasado con la manifestación que hubo en esta ciudad y en la que participaron más de 5.000 personas.
P. ¿Qué ha representado para La Línea?
R. Algo que, desgraciadamente, padecemos y de lo que hay quien aún no se había dado cuenta. Se trata de la dependencia que tenemos respecto a Gibraltar.
P. Usted reclama un plan especial para esta localidad. ¿Qué piensa el resto del Campo?
R. Como llevamos razón, los primeros que nos están apoyando en esta cuestión son los restantes municipios de la comarca e incluso la Diputación Provincial de Cádiz, porque La Línea es siempre la gran sufridora. Aquí tenemos experiencia en sufrimiento, ya que en 1969, cuando se cerró la verja, fueron 30.000 los linenses que tuvieron que emigrar, causando el perjuicio lógico a la ciudad. Por eso, ahora que nos enfrentamos a esta situación, tenemos razones más que argumentadas para pedir un plan específico para esta localidad.
P. ¿Le han servido los apoyos recibidos para suplir el abandono al que le ha sometido su partido?
R. Me he sentido muy fortalecido por los apoyos institucionales de organismos y colectivos de toda índole, pero sobre todo por el apoyo de un pueblo que está atravesando un momento difícil. Hay que buscar soluciones, porque no se nos puede escapar este tren, ya que estamos conectados con un Gobierno central que es el mismo que tuvo en cuenta a La Línea cuando le concedió la Carta Económica Especial y que mantiene un diálogo con el alcalde de La Línea. Un diálogo que no se tenía y que, por ello, hace que esté confiado en que a través de la Comisión Interministerial se logrará que esta ciudad deje de sufrir y que podamos adquirir un mínimo de autosuficiencia para labrar nuestro propio futuro.
P. ¿Saben Londres y Madrid lo que sucede aquí a diario?
R. Londres no sabe nada, Bruselas menos y Madrid ya está sabiendo algo. Por eso es el momento de unirnos todos, porque La Línea ya es conocida en España entera como una ciudad sufridora de una política de Estado y aquí somos tan españoles como en cualquier otro lado y eso debe estar claro. Nosotros pensamos que Gibraltar tiene que ser español al estar dentro del territorio nacional, pero hay un contencioso que resolver y no me cabe duda de que no se llegará a su fin si antes no se soluciona el problema de La Línea.
P. ¿Hay que dar una tregua al contencioso sobre La Línea y el Peñón?
R. Yo entiendo que sí. Creo que el Gobierno español debería retirar los controles en la verja porque es malo para nuestra economía y hay otras formas de presionar a Gibraltar. Pero el Reino Unido no hace nada. Gibraltar también debería hacer algún tipo de gesto.
P. ¿Usted cree que existe el Plan B de Abel Matutes, que, según Joe Bossano, ex ministro principal de la Roca, pasa por el cierre de la verja?
R. Yo no sé si llamarlo Plan A o B. Lo que yo quiero es un Plan C que permita la autosuficiencia del Campo de Gibraltar, en general, y de La Línea, en particular. Y me gustaría que el Gobierno español negociase con el británico, con la inclusión de una delegación gibraltareña, que permita resolver de manera pausada, con firmeza pero sin prisas, todo este conflicto. Así es como yo lo veo desde aquí dentro, porque ése es el gran problema: que desde fuera este asunto no se conoce, ya que, si lo conocieran, otro gallo habría cantado.
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