España defiende que la OTAN pueda intervenir sin el mandato de Naciones Unidas

España apoyará en la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN, prevista para abril en Washington, la necesidad de que toda intervención militar aliada fuera de sus fronteras disponga de "una base jurídica adecuada", pero no necesariamente de un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU. Así lo expuso ayer el ministro de Exteriores, Abel Matutes, ante la Junta de Defensa Nacional, que se reunió en La Zarzuela bajo la presidencia del Rey y con asistencia del Príncipe, el presidente, los vicepresidentes, tres ministros y la cúpula militar.

La Cumbre de Washington aprobará el nuevo Concepto Estratégico de la Alianza Atlántica, que sustituirá al aprobado en noviembre de 1991. Uno de los puntos más polémicos ha sido la posibilidad de que la OTAN pueda intervenir fuera de área, más allá de sus fronteras, en misiones que no estén relacionadas con su autodefensa sin mandato expreso del Consejo de Seguridad de la ONU.La posición española, según expuso ayer Matutes y recogió la nota distribuida por el Ministerio de Defensa, insistirá "en la necesidad de disponer de una base jurídica adecuada para llevar a cabo nuevas operaciones de imposición de paz no incluidas en el artículo 5 y aquellas que se puedan realizar fuera de área".

Se trata de una fórmula deliberadamente ambigua, que permitirá a los países aliados juzgar caso a caso cuando está justificada una intervención militar desde el punto de vista de la legalidad internacional, aunque no exista el visto bueno expreso de Naciones Unidas.

El caso de Kosovo

Fuentes aliadas indicaron que esta fórmula es muy similar a la que se plasmará finalmente en el Concepto Estratégico, que aludirá a la necesidad de actuar "bajo autoridad" de la ONU y "responsabilidad" de la OSCE, como hacía la declaración de Bruselas de 1994, pero sin subordinarse a un mandato expreso del Consejo de Seguridad.Estados Unidos insistió en la necesidad de que las intervenciones de la OTAN no estén condicionadas al veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad, mientras que algunos países europeos, como Alemania, expresaron su temor a que la Alianza Atlántica se convierta en un gendarme mundial y sustituya a Naciones Unidas.

El primer caso práctico ha sido el conflicto de Kosovo, donde la OTAN ha amenazado con ataques aéreos sin autorización de las Naciones Unidas y prepara el despliegue de una fuerza de paz de 28.000 efectivos si serbios y kosovares alcanzan un acuerdo.

España se ha mostrado dispuesta a participar en ambas operaciones, con cuatro cazas F-18 y un Hércules en el primer caso y 1.200 soldados, en el segundo.

Sin embargo, todavía sigue vigente una resolución, aprobado por unanimidad por el pleno del Congreso en octubre de 1995, según la cual "la participación española en operaciones de paz se hará siempre bajo la autoridad de Naciones Unidas y por mandato de su Consejo de Seguridad".

Por otra parte, España defiende que la Cumbre de Washington suponga un salto cualitativo en la relación de la OTAN con la orilla sur del Mediterráneo, pasando del diálogo a la cooperación e incorporando a otros países del Magreb, como Argelia.

Ampliación de la Alianza

Respecto a la ampliación de la Alianza Atlántica, considera que no debe darse por cerrada con el ingreso de Polonia, Chequia y Hungría, sino que debe mantenerse abierta la puerta a la entrada de otros aspirantes, como Rumania.Además de la Cumbre de Washington y el eventual envío de tropas españolas a Kosovo, la Junta de Defensa Nacional abordó la integración de España en la estructura militar de la OTAN -con la constitución de un cuartel subregional en Retamares (Madrid)- y el proceso de profesionalización de las Fuerzas Armadas.

El ministro de Defensa, Eduardo Serra, aportó datos estadísticos sobre las últimas convocatorias de acceso a la tropa profesional, a las que se presentaron menos candidatos que en ocasiones anteriores, pese al fuerte incremento de mujeres entre los aspirantes.

A la reunión asistieron también el presidente José María Aznar, los vicepresidentes Francisco Álvarez Cascos y Rodrigo Rato, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Santiago Valderas, y los jefes de Estado Mayor de los tres ejércitos: Pardo de Santayana, Lombo y Moreno Barberá.