De la Peña y Didí
La Escuela Municipal de Santander es conocida a escala nacional ya que en ella se formaron como futbolistas chicos que hoy destacan grandemente: Iván de la Peña, Luis e Iván Helguera, Munitis, Ismael, etcétera.A pesar de que todos tienen una edad aproximada -entre 20 y 23 años-, fue De la Peña el que antes destacó. Sin embargo, mientras hoy sus ex condiscípulos gozan de prestigio, Iván no juega en el Lazio y sus detractores dicen "que no marca", "no trabaja" y que técnicos de reconocido prestigio -Cruyff, Robson, Van Gaal, Eriksson-, han demostrado que su juego no les convence, ya que ninguno lo alineó como titular.
Admito que no resulta fácil para Iván el jugar en equipos de extraordinario nivel debido a una serie de circunstancias: no es un "robador" de balones, tampoco es un "luchador", ni su juego es de "largo recorrido", todo ello puede suponer que se pasen minutos sin que el balón esté en su poder, ya que en estos conjuntos hay futbolistas que brillan por su gran capacidad de trabajo.
Además existen algunos entrenadores que siguen las enseñanzas del malogrado Renato Cesarini: "En mi equipo no quiero vivos que se limitan a pedir el balón a los de atrás para entregárselo a los de adelante".
Aunque admiramos a Cesarini, en esto discrepamos abiertamente. Recibir la pelota de los defensas, canalizar el juego y entregar "balones de oro" a los puntas, pocos jugadores saben realizarlo con maestría... y llevamos camino de que desaparezcan.
Hay jugadores con estas características que han pasado a la historia: Luis Suárez, Rafa Alsúa, el húngaro Bolzik, el uruguayo Schiaffino, el alemán Netzer, los brasileños Didí y Gerson, el danés Laudrup, etcétera.
Didí, tanto en el Botafogo como en la selección, era el canalizador del juego, el auténtico "cerebro" de sus equipos gracias a sus prodigiosos pases de 40 metros, plenos de inteligencia. Un año después de ser campeón mundial en Suecia58 llegó al Madrid, pero sucedió lo inesperado: Didí apenas tocaba balones, ya que ni defendía ni pisaba el área rival. Esperaba que sus compañeros le dieran la pelota, pero todos se la entregaban a Di Stéfano, que era el "jefe" del equipo. Así las cosas, ocurrió lo normal: Didí pasó a la suplencia. Ningún gran futbolista admite esta situación, por lo que el brasileño decidió regresar al Botáfogo. Antes de partir fue al vestuario a despedirse de sus compañeros, estrechando la mano a cada uno, pero cuando llegó donde Di Stéfano pasó de largo, sin dirigirle la palabra. Al salir, desde el dintel de la puerta Didí se giró y mirando a Alfredo le espetó: "A ti te veré en el Mundial de Chile". El hispano-argentino le contestó raudo: "No irás. Estás viejo. Estas acabado" (Di Stéfano tenía cerca de 34 años y Didí, 31).
¿Saben lo que ocurrió en Chile-62? Pues que Brasil nuevamente fue campeón, Didí con 33 años jugó todos los partidos y, como había sucedido durante 12 años, fue el maestro, el director del fabuloso juego brasileño.
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