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Los inmigrantes que viven en un almacén de El Ejido, en guardia ante la orden de desalojo El alcalde manda el desahucio, respaldado por el juez, para desinfectar el local

,Los 22 inmigrantes marroquíes que viven en un almacén de la calle Reyes Católicos de El Ejido volvieron a vivir ayer la angustia de la amenaza del desahucio. El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Almería dictó el viernes una orden que autorizaba "el desalojo de todos los moradores que allí hubiese (en el almacén) con sus pertenencias y enseres para la ejecución de lo acordado por el Ayuntamiento de El Ejido en las resoluciones de 13 de agosto de 1998 y 12 de febrero de 1999". El alcalde, Juan Enciso, del PP, ha promovido el desahucio para desinfectar el almacén.

Los inmigrantes que viven en el almacén desde 1991 aseguran que no tienen donde ir. Ese local, en el que se llegan a hacinar hasta 40 personas, es el único lugar que les guarda de vivir con el cielo como único techo. La Policía Local llegó al almacén el pasado viernes a las tres del mediodía. En esos momentos había unos diez inmigrantes. El resto estaba trabajando en los invernaderos. Tras solicitar la documentación a todos los que estaban en el almacén, les entregaron una copia de la orden de ejecución de desalojo y les pidieron que sacaran todo lo que les pertenecía y comenzaran a abandonar el almacén. Ante la solicitud de alternativas por parte de los inmigrantes, que aseguraron que no tenían donde ir si salían de ese almacén, la policía les explicó que ya les habían dado tres semanas de plazo para que buscaran otro lugar en el que vivir desde que se les notificó que el almacén debía ser desalojado. "Cuando os comunicamos que teníais que desalojar el almacén os dimos 24 horas de plazo y, sin embargo, por razones humanitarias, hemos alargado ese plazo tres semanas. Ahora tenéis que desalojar ya, porque nosotros tenemos que cumplir una orden del juzgado", explicaba el viernes la Policía Local a los inmigrantes. Mientras, unos operarios esperaban delante del almacén para sacar los enseres si era preciso ya que los inmigrantes se negaron a tocar las pertenencias de los compañeros que estaban trabajando y continuaron alegando que no tenían donde ir. Al final, este segundo intento de desalojo -hubo otro a mediados de mes- se volvió a aplazar. "Por razones humanitarias os vamos a dejar otras 24 horas, pero mañana [por el sábado] volveremos y tendréis que desalojar el almacén", les comentó la Policía Local, que regresó en la tarde del viernes para entregar la orden del juzgado a los inmigrantes que a mediodía estaban fuera trabajando. Toda la noche del viernes al sábado y todo el día de ayer se convirtió en una larga espera para los 22 inmigrantes que habitan de forma continuada en el almacén, entre los que se encuentra un chaval de 14 años que vive allí desde hace un año con su padre y un hombre de 61 años enfermo con un tumor en un ojo y operado hace tres meses de una hernia. Nadie les ha ofrecido una alternativa al desalojo. "El Ayuntamiento podría ofrecer pisos para alquilarnos porque nadie quiere inmigrantes en sus casas y tenemos que irnos a la calle", comentaban estos inmigrantes, todos ellos trabajadores procedentes del Sáhara que llegaron a El Ejido en busca de la oportunidad de prosperidad que prometía el trabajo en la agricultura intensiva bajo plásticos de esta zona del Poniente almeriense. El almacén -que no tiene ni luz ni agua- es propiedad de un particular que permitió que los inmigrantes se instalarán allí hace ahora ocho años. Según Mercedes García, de la asociación de Mujeres Progresistas de El Ejido -también desalojadas el pasado martes de la sede que el ayuntamiento les cedió en el año 1989- está previsto que por el lugar en el que se encuentra este almacén se construya una calle. "A nosotros nos parece bien. Pero antes hay que ofrecerle una solución a estas personas que se van a encontrar en la calle. Nosotras como asociación les estamos buscando pisos de alquiler pero no encontramos quien les quiera alquilar". Un grupo de Mujeres Progresistas, representantes de la Unión de Inmigrantes de El Ejido -una asociación que acaba de nacer y aún está tramitando sus estatutos de creación- y algunos miembros del Izquierda Unida en El Ejido, entre ellos el coordinador del partido en el municipio, fueron los únicos que ayer mantuvieron la espera con los inmigrantes. Estos, por su parte, ya tenían preparados sus enseres por la tarde para acatar con resignación la orden de desalojo. Un abogado de la asociación de Mujeres Progresistas ya ha interpuesto un recurso contra el desalojo del almacén y otro por el desalojo de la sede de esta asociación en El Ejido. Las mujeres progresistas ejidenses sospechan que ambos hechos están relacionados "Creemos que a nosotras nos han echado de la sede como represalia por haber mostrado nuestro apoyo a los inmigrantes del almacén», comentaba ayer Mercedes García quien ha denunciado también que la Policía, cuando las desalojó a ellas el martes, se llevó todos los papeles de la asociación, entre los datos referentes a inmigrantes que se encuentran en situación irregular en España.

"Sólo para trabajar"

"Para trabajar en los invernaderos si nos quieren, pero para vivienda duermes en la calle", se lamenta Lahcen Al Hamdoui mientras deja reposar su mirada triste en el chucho que merodea por los alrededores, y masculla algo que asemeja su situación y la de sus compañeros con el perro callejero. Lahcen Al Hamdoui lleva ocho años en El Ejido. Ocho años malviviendo en un almacén en el que se hacinan 22 inmigrantes. Eso, si se atiende a la cifra de moradores habituales. Entre los que pasan temporadas, se van, vuelven, en el almacén llegan a meterse hasta 40 personas. A este marroquí de 39 años, que dejó a su familia atrás para buscarse la vida en España, no le gusta vivir en ese almacén. Basta sólo echar una ojeada al lugar para comprenderlo. Pero asegura que allí, al menos, está resguardado bajo un techo de uralita que lo cobija de las inclemencias del tiempo. "A mí no me gusta tampoco estar en el almacén, pero si no estás en la calle. Queremos alquilar piso. Nosotros pagamos, pero nadie quiere alquilarnos una casa", explica Lahcen Al Hamdoui. Desde que llegó a El Ejido hace ocho años Lahcen Al Hamdoui no ha conocido más vivienda que el almacén en el que un día se instaló y del que ahora lo desalojan. Tampoco ha tenido la oportunidad de regresar a su país en ningún momento para visitar a los que allí dejó. La única referencia familiar que tiene es un hermano que también llegó a España en busca de trabajo.

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